El mes de agosto se tiñó de rojo para el consumo masivo en Argentina. Según el último informe de Scentia, las ventas en supermercados y autoservicios se desplomaron un 17,2% en comparación con el mismo mes del año pasado. Esta cifra representa la mayor caída interanual de los últimos años y refleja un escenario económico complejo que golpea el bolsillo de los consumidores.
¿Qué está detrás de este derrumbe? La combinación de una inflación galopante, el cambio de gobierno y la pérdida del poder adquisitivo de los argentinos son los principales factores que explican esta situación. El "plan platita" del gobierno anterior había impulsado el consumo en agosto de 2023, pero este año la realidad es muy distinta.
Todos los rubros se vieron afectados, pero alimentos y bebidas fueron los que más sufrieron. Las categorías de "impulsivos" (golosinas), bebidas sin alcohol y bebidas con alcohol registraron las mayores caídas. Por su parte, los productos para el desayuno, alimentación y perecederos fueron los que menos se contrajeron.
Si bien las ventas se mantienen estables respecto de los meses anteriores, la comparación con el año pasado revela una contracción muy fuerte. Los expertos advierten que esta tendencia podría continuar en los próximos meses, a menos que se produzcan cambios significativos en el escenario económico.
En resumen, el consumo masivo atraviesa un momento crítico. La caída de las ventas, sumada a la inflación y la pérdida del poder adquisitivo, dibujan un panorama desalentador para el sector. Los consumidores están reduciendo sus gastos y priorizando los productos esenciales, lo que obliga a las empresas a ajustar sus estrategias y buscar nuevas formas de competir.