Por Pilar Chabur, periodista deportiva. Colaboración especial para PrimeraPagina.info
En el partido que se llevó a cabo entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Boca Juniors, por la fecha 23 de la Liga Argentina de Fútbol, encuentro que se desarrolló en el estadio Juan Carmelo Zerillo del bosque platense el pasado jueves 6 de octubre 2022, definitorio para ambos equipos teniendo en cuenta la pelea por el campeonato, lo que al principio todo perecía una fiesta, quedó empañado, con una muerte más que pone nuevamente en tela de juicio el desempeño de los organizadores de un evento deportivo de tal magnitud.
En este caso, la víctima identificada como César Gustavo Regueiro, "Lolo" como solían llamarlo sus allegados, de 57 años, reconocido en el ámbito futbolístico por su desempeño en la Liga Amateur del Futbol Platense, que también jugó en las Inferiores de Gimnasia y en Villa San Carlos, el club de Berisso, quien gozando de buena salud, aparentemente perdió la vida producto de los gases lacrimógenos que comprometieron su sistema respiratorio, aunque todavía se espera el informe definitivo de la autopsia.
Campo minado de hinchas de Gimnasia
Lolo había ido con su hija a disfrutar de un espectáculo deportivo, pero a los 9 minutos del inicio del partido, lo inesperado iba a suceder; lo peor, los graves incidentes fuera del estadio y la nube tóxica que ingresó al mismo, hizo que la gente en su desesperación comience a escapar de la profunda falta de oxígeno, desbordándose como malón para distintos espacios de salida.
El campo de juego fue escenario y destino de los que no encontraban salida, ya que las puertas de acceso al estadio estaban cerradas y custodiadas por efectivos de la fuerza policial.
Si bien la pérdida del simpatizante del popular club platense es grave. Una verdadera tragedia. Sin embargo, pudo haber sido mucho peor aún, podría haber terminado en una masacre.
En medio de la oscuridad del inmenso bosque, se ubica el templo tripero, así llamado el estadio del Lobo por sus fanáticos. Allí había niños perdidos en la profundidad de la noche, mientras la voz del estadio trataba de ubicar a los padres de los más desprotegidos.
La víctima mayor de semejante tragedia, el "Lolo", se descompensó en las adyacencias del estadio, a metros de las puertas de ingreso, desplomándose en el suelo y siendo asistido inmediatamente por sus allegados y familiares, rodeado de un clima hostil que provocaba una dificultad lacerante para su supervivencia.
Los planteles profesionales de ambos equipos ya estaban nuevamente dentro de los vestuarios, al resguardo del caos que no cesaba afuera, pero a su vez el nerviosismo crecía por tratar de saber cómo se encontraban sus familiares, aquellos que seguían sufriendo el humo tóxico en las tribunas.
El delantero del Lobo, Franco Soldano, demoró más de media hora en localizar a su pareja embarazada y a su hermana, que estaba con su hija recién nacida y aseguró cuando todo empezaba a calmarse, casi uno hora después: “Mi padre que es médico se puso a disposición para atender la gente de la platea”.
Lo deportivo rápidamente quedó en un segundo plano, cuando se suspendió el encuentro a los 9 minutos del primer tiempo y todas las miradas se enfocaron en las personas que estaban en el lugar durante los graves incidentes.
A 11 días de semejante tragedia, no hay culpables ni respuestas concretas. Y hoy vuelve a jugar el Lobo en el bosque. Están matando al fútbol, desde adentro y desde afuera.