La ola de violencia que azota a Argentina ha cobrado nuevas dimensiones con la importación de delitos que antes eran ajenos al país. Extorsiones, el uso de drogas de sumisión como la escopolamina y el avance de mafias internacionales están generando un clima de inseguridad en diversas provincias.
La extorsión, también conocida como "vacuna", se ha convertido en un delito común en Argentina. Importada de países como Venezuela, esta práctica consiste en exigir pagos regulares a comerciantes a cambio de "protección". Grupos criminales como el Tren de Aragua utilizan tácticas intimidatorias para aterrorizar a sus víctimas y asegurar el cobro de sus extorsiones.
Otro delito que preocupa a las autoridades es el uso de la escopolamina, una droga que anula la voluntad de las personas y facilita la comisión de delitos como robos y violaciones. A pesar de la gravedad de este problema, la falta de denuncias dificulta la medición del alcance real de este delito.
La falta de una respuesta efectiva por parte de las autoridades ha permitido el avance de estas organizaciones criminales. La desmantelamiento de las fuerzas de seguridad en los últimos años ha dejado al país vulnerable ante estas nuevas amenazas. Si bien se han implementado algunas medidas para combatir este problema, como el fortalecimiento de la inteligencia policial, aún queda mucho por hacer.
Expertos en seguridad como Daniel Adler, conocido como el "Gordo Hitman", han alertado sobre la gravedad de esta situación y han propuesto diversas soluciones. Sin embargo, combatir este problema requiere un esfuerzo conjunto de las autoridades, la sociedad civil y los medios de comunicación. La denuncia ciudadana es fundamental para desarticular estas organizaciones criminales y recuperar la seguridad en el país.