El Documento Nacional de Identidad de Rosario Luchetti y Silvina D’Elía debería tener un asterisco. Más allá de los datos útiles y necesarios, un ítem debería indicar que fueron (son) dos grandes defensoras de la marca Argentina. ¿Cómo lo hicieron? Se vistieron con la camiseta de Las Leonas, la selección argentina de hockey sobre césped, durante más de una década y dejaron todo para llegar a ser campeonas del mundo y subirse a un podio en los Juegos Olímpicos.
Para Charo y Piti representar los colores de su patria lo era todo. Así se conocieron, siendo todavía categoría junior. Y con el paso del tiempo, el amor por su deporte se convirtió en un amor de pareja que las llevó a querer formar una familia. Hace poco más de dos meses, tras un proceso en el que D’Elía aportó sus óvulos y Luchetti fue la madre gestante, nació Tomás. Esa fecha, la del 7 de marzo de 2022, marcó sus vidas para siempre. Tanto que la emoción todavía se puede ver en sus caras.
“Cuando tiene los ojitos abiertos, conectás la mirada y ya está. Se te pasa el sueño, el cansancio. Es increíble. Muy feliz, sobre todo de que se haya hecho realidad. Cada día que pasa lo quiero más y me cuesta mucho despegarme de él. Cuando no estoy un rato con él ya lo extraño”, le dijo Charo a Infobae con su bebé en brazos mientras intentaba volver a dormirlo después de darle de comer.
En una charla íntima, Luchetti dio detalles de cómo fue el proceso para quedar embarazada, cómo un llamado para volver al seleccionado le puso una pausa a su deseo de ser mamá (pero sólo por unos meses) y el futuro de una familia que se instaló en Mendoza para disfrutar su nueva vida, pero con el hockey siempre presente.
-¿Cómo estás viviendo esta nueva etapa de tu vida?
-Estoy feliz. Contenta y disfrutándolo mucho. Desde el 2018 que venía con el deseo de que esto sucediera. Obviamente, no hay que dejar de lado que hay momentos más duros, porque es muy demandante, como decíamos recién, pero es todo disfrute. Cuando tiene los ojitos abiertos, conectás la mirada y ya está. Se te pasa el sueño, el cansancio… Es increíble. Muy feliz, sobre todo de que se haya hecho realidad más que nada.
-Me gustaría armar una línea de tiempo y que me cuentes cómo nació el amor con Piti y cuándo decidieron formar una familia
-Hace muchos años que nos conocemos, que jugamos juntas. Yo en el seleccionado arranqué el proceso junior en el 2003 y ella en el 2000, me parece. Desde ahí compartimos cancha y seleccionado hasta el 2019, que nos retiramos. Y bueno, ni hablar cuando empezamos a ser pareja y compartir más la vida. Fue raro, porque después de muchos años de compartir el seleccionado, nos encontramos desde otro lugar. Yo en ese momento estaba en pareja y empecé a sentir cosas por Piti. La realidad es que el inicio no fue fácil porque yo estaba en pareja, pero el tiempo nos dio la razón, eso no nos lo quita nadie. Y con el tiempo de estar juntas, comenzamos a charlar sobre el hecho de ser madres. Nosotras siempre desde un lado muy natural, como desde lo que queremos y lo encaramos con convicción, como todo lo que hacemos en la vida. Cuando lo empezamos a pensar, yo tuve un deseo muy fuerte en el cuerpo, quería ser mamá, y Piti siempre desde ese lado me apoyó, y empezamos con las averiguaciones en la obra social, las coberturas del tratamiento, análisis, todo lo que hay protocolarmente para hacer esto. Y lo loco es que cuando en el 2018 tomamos la decisión de hacerlo, en diciembre de 2018 yo ya tenía la autorización y todo el papelerío que hay que tener para encarar el tratamiento, el día que me llama la doctora para darme el OK de que ya lo podíamos encarar, ese mismo día me llama el Chapa Retegui para decirme que quería juntarse para tomar un café porque agarraba el seleccionado de vuelta y quería convocarme, a ver si estaba o no estaba. Así que fue bastante difícil, fue un poco fuerte porque ya estaba con ‘listo, voy a encarar el tratamiento’ y por otro lado me cayó un llamado de algo que fue parte toda mi vida y que es un amor que le tengo al seleccionado, me era difícil decir un ‘no’ rotundo. Le pedí a él que me diera unos días, para evaluarlo y pensarlo, y bueno, en ese momento elegí postergar la maternidad para volver al seleccionado porque el fin y el objetivo era Tokio. Y la verdad era que me parecía un lindo fin para mi carrera después de haberle dedicado tantos años. Tenía mucha fe de que podíamos ir por el oro en Tokio, así que fue muy tentador. Pero bueno, al final las cosas no se dieron de esa manera, la pandemia nos postergó mucho todo, se hizo muy denso. Y bueno, en febrero de 2019, por decisión del cuerpo técnico yo dejo de ser parte del equipo, por un montón de cuestiones, eso queda en la intimidad del cuerpo técnico y mía, pero la realidad es que, desde mi lugar, creo que no estaba brindando lo mejor para el equipo porque mi cabeza, mi corazón y mi cuerpo estaban en otro lado. Y bueno, acá estamos con Tomás.
-¿Siempre tuviste el deseo de ser mamá?
-No, siempre no. La realidad es que, cuando empecé con el deseo de la maternidad, lo empecé a manifestar, a charlar. Fue en el 2018 cuando empecé a decir “che, tengo ganas de ser madre”. Sin saber lo que había que hacer, o lo que implicaba. Nunca fui una persona que desde chica se quiso casar o tener hijos. Yo soy muy del momento. Creo que mi mayor energía y la mayor parte de mi vida más joven se la dediqué con mucha pasión al seleccionado y estaba muy abocada a eso. Y bueno, de pronto me surgió esto, lo empecé a charlar con Piti, con mi familia, lo empecé a manifestar y el deseo se hizo más fuerte hasta que lo pudimos concretar, por suerte.
-¿Cómo fue el proceso que atravesaron juntas para poder tener a Tomás?
-Todo fue información. La realidad es que cuando nosotros empezamos con esto, dijimos “bueno, hay que buscar un banco de donantes…”. Una doctora nos dijo que había un método que se llamaba “método ropa”, donde tu pareja es como la donante del óvulo y vos podés ser la gestante. Y cuando nos plantearon esto, nos pareció una opción linda, como que las dos podamos ser parte más profundamente. Así que decidimos hacerlo de esa manera, con el óvulo de Piti, yo siendo la gestante, y la única parte dura de eso fue que ella tuvo que darse unas inyecciones para estimularse y generar más óvulos, para el momento de la extracción, y por ahí los primeros pinchazos no eran lo más copado, porque te da cosa pincharte la panza. En algunos momentos no se sentía bien, estuvo media revuelta y mareada, pero eso fue lo más raro o incómodo. Después, todo el proceso es como súper emocionante, conmovedor, a mí me pareció conmovedor cuando le extrajeron los óvulos. La parte de la implantación también, lo vivimos todo con mucho amor.
-¿Cómo fue tu embarazo?
-Bárbaro, lo súper disfruté muchísimo. La realidad es que no tuve muchos días de sentirme mal, de mareos o con la presión baja, pero lo recuerdo como un embarazo en el que pude hacer de todo. No me detuvo, no me frenó mucho en mi vida. La verdad es que me dejó hacer de todo. Yo siempre digo que el seleccionado nos formó para la guerra, lo digo en todos lados. Nos preparó para todos. La verdad es que uno está tan acostumbrado a sentirse de una manera y decir “bueno, no pasa nada, sigo”, que por ahí eso me ayudó.
-Y cuando estaban en el medio de tu embarazo decidieron mudarse a Mendoza.
-La otra vez hablábamos con alguien y nos decía “cuántas decisiones tomaron en el último tiempo”, y por ahí nosotras no somos tan conscientes, somos así, de movernos y nos gusta mucho estar así, en movimiento. Creo que esas son secuelas del seleccionado, que hemos tenido una vida mucho de eso, de no estar quietas nunca. Vino la pandemia, no nos copó más vivir en Capital. Bueno, Piti es de Mendoza y hace rato venía planteando la posibilidad de volver a sus tierras y a mí me gustó la aventura, el desafío. Ya había estado por Mendoza para acompañarla a visitar a la familia y es un lugar que me gusta mucho, otro ritmo de vida. Es otro clima, otro paisaje, más cercano a la naturaleza. Y a mí el ritmo de Capital me estaba cansando un poco, tal vez, pensando en formar una familia, me copaba un poco estar en un lugar más tranqui. Yo tengo parte de mi familia que vive en Capital, dos hermanos, pero mis papás y otro hermano con sobrinos viven fuera de Capital, así que tampoco sentía tanto el desarraigo desde ese lugar. Pero en el mismo momento surgió la posibilidad de invertir en un lote, con el tiempo empezar de a poco a construir, se hizo más real la idea de venir a vivir acá, así que todo junto. La pandemia, la mudanza, el bebé, cambiar de vida, pero bueno, de eso se trata, ¿no? Yo me aburro si me quedo quieta.
-¿Cómo viviste el momento del nacimiento de Tomás?
-Con el paso del tiempo dimensiono más. Es más, tengo una foto de la cesárea, donde lo están sacando a él de la panza, la tengo esa imagen en la cabeza 100 por ciento, pero cuando la miro, no tiene explicación. Es re loco. A medida que pasa el tiempo, lo dimensiono. Porque el día que me lo sacaron, es tan revolucionado todo, te están sacando un pibito de la panza… Es más, el día ese hablando con Piti, le decía “no me volví tan loca cuando lo sacaron” y hoy, con el paso del tiempo, digo que fue de lo mejor que me pasó en la vida. Cuando lo conozco a él, eso no tiene explicación. Es difícil ponerlo en palabras. Y después, la teta. Hoy justo hablábamos de eso con Piti: el tema del vínculo es porque paso mucho tiempo con él o porque realmente hubo algo extra porque lo tuve en la panza, le das la teta y es como una conexión que no sé, a mí es como que cada día que pasa, lo quiero más y me cuesta mucho despegarme de él. Cuando no estoy un rato con él, ya lo extraño. Es una conexión medio enferma, también (risas).
-¿Y cómo ves a Piti en esta etapa nueva también?
-La veo muy feliz. No sólo por la llegada de Tomás, está en su casa, en su tierra, volvió a su club. Hoy coordina las inferiores de su club. Estamos instaladas, que hace mucho que no pasaba, que no estábamos como en nuestro lugar, nos veníamos moviendo. Y hoy con Tomy se le cae la baba. Está feliz. A la noche está súper pendiente. Es una persona a la que le gusta dormir mucho, y cuando le interrumpís el sueño, siempre ha sido como un problema para ella, y hoy se despierta como si nada, con corazones en los ojos. Y vos decís “ah, la única persona en el mundo que te despierta y no estás de mal humor”. Así que la veo disfrutando.
-¿Se planteó la situación de que, si así lo quisieran, en un futuro Piti sea la madre gestante?
-La idea, el plan, para decirlo de alguna manera, es un poco ese. Yo estaba con mucho deseo de gestar y tener, y ella me decía “bueno, en un futuro puede ser al revés, si yo quiero tener, hacemos con tus óvulos…”, pero esa es la idea. Y sino, tal vez evaluaremos que yo sea la gestante de nuevo.
-Ya en otro rol en sus vidas, ¿cómo ven esta etapa del seleccionado?
-No lo estoy siguiendo mucho, pero hoy ya sin las históricas o referentes se están poniendo el equipo al hombre chicas que tiene sus años. Ahora muy cerquita tienen el Mundial y veo la intención de formar de vuelta un lindo equipo. Siento eso, no tengo ni idea. Hablo desde lo que percibo, porque tampoco estoy mucho en contacto con las chicas o mirando tanto. Pero con estos últimos cambios que hubo, creo que las cosas están más estabilizadas, un poco más calmas las aguas. Y las últimas veces que las vi, vi un equipo más tranquilo dentro de la cancha, o por lo menos eso me transmitieron. Me da ilusión de que en este Mundial hagan un buen papel.
-Deben haber vivido muy fuerte lo de Tokio con Piti porque Las Leonas se quedaron ahí, a un paso del oro de nuevo
-Lo que rescato es que Argentina siempre está arriba. Les quedó muy cerquita, siempre me pregunto “¿por qué no?”. Es un equipo que se entrena mucho. Hay que apostar a este equipo. Y con Piti lo vivimos especial, porque cuando volvimos ese era nuestro objetivo. Y a mí me costó mucho asimilar eso. Tokio no era, era Tomás. Me costó, porque me hubiera gustado. Yo sé que ganábamos el oro. Es la única medalla que me faltó. Pero con Piti teníamos muy claro que por algo no fue, así lo tomamos.
-¿Cómo fue la recepción de la llegada de Tomás en el mundo Leonas?
-Estando lejos es raro, no tuvimos mucho contacto. Lo conocieron por Instagram y sí, recibimos mensajes, saludos, las felicitaciones de compañeras y ex. Ahora en la segunda mitad del año tenemos un casamiento de una kinesióloga que trabajó durante muchos años con Las Leonas, así que estamos invitadas. Ese puede ser un buen encuentro.
-¿Tu futuro con el hockey? ¿Volvés a jugar? ¿Como entrenadora?
-El hockey siempre está, es como un motor, un cable a tierra. Es lo que me gustó siempre. Acá me abrió las puertas el club Vistalba, que estuve trabajando en la Séptima y Sexta División. Este año con la llegada de Tomás era seguir, pero los primeros meses prioricé estar con él. Pero me volvieron las ganas, así que en la segunda mitad del año, si todavía tengo las ganas, tal vez me pruebe a jugar un añito más. Tengo ganas de jugar, no de entrenar. Pero sí, a futuro, tengo ganas de estar en la cancha. Tengo ganas de seguir vinculada al hockey. Me gusta el desafío.