Al peruano Jhon Henry Sosa Farfán lo llamaban Chayanne o Loco. Fue un histórico integrante de la temible organización narcocriminal que opera en la villa 1-11-14 y que fue liderada por Marco Antonio Estrada Gonzales, el mítico Marcos. Hace menos de 48 horas fue ejecutado por sicarios en el asentamiento del Bajo Flores. Fue una de las dos víctimas de un doble crimen que expuso, otra vez, la despiadada guerra por el territorio para desarrollar un negocio ilegal y multimillonario, una disputa atravesada por lealtades solventadas por la conveniencia y por el miedo, y traiciones que no se perdonan y abren la puerta a sangrientas venganzas como las de este fin de semana.
El doble crimen, ejecutado por siete sicarios armados con pistolas calibre 9 y 45, ocurrió anteanoche a unos 100 metros de un puesto de la Gendarmería en el barrio Padre Rodolfo Ricciardelli. La principal hipótesis es que se trató de un ajuste de cuentas.
“Detrás del homicidio de Chayanne está la histórica guerra por el dominio del territorio y el millonario negocio del narcomenudeo en la villa 1-11-14”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial.
Según una fuente de la investigación, cuando llegaron los sicarios, Sosa Farfán, de 41 años, estaba acompañado por dos compatriota: Julio César Huaris Pereyra, de 23, y Carlos Jean Pierr Medina Carrasco, de 20, quienes, en principio, no tenían antecedentes penales.
“Los siete sicarios llegaron divididos en dos grupos. Sorprendieron a las víctimas desde distintos lados y comenzaron a disparar”, dijeron fuentes de la investigación.
Huaris Pereyra murió en el acto y Medina Carrasco resultó herido; lo trasladaron en un auto particular al hospital municipal Parmenio Piñero.
El ataque a tiros ocurrió tres días después de que el juez federal Ariel Lijo procesara con prisión preventiva a siete integrantes de la organización narco que opera desde la villa 1-11-14. Entre esos procesados se encuentra Ulises Romero Godoy, alias Pitufo o Niño Azul, considerado una “figura preponderante” de la banda criminal.
El doble crimen de la 1-11-14 es investigado por el fiscal Martín Mainardi y detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad.
“La hipótesis principal es que se trató de un ajuste de cuentas vinculado al negocio narco”, dijo a LA NACION un investigador.
El 23 de mayo de 2013, el Tribunal Oral Federal (TOF) N°3 porteño condenó a Chayanne a la pena de seis años de cárcel por el delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de comercio, agravado por la participación, en forma organizada, de tres o más personas y el acopio de armas de fuego, sus piezas y municiones, ambos en concurso real entre sí.
El 28 de octubre de 2013 se declaró irregular su permanencia en la Argentina y se lo expulsó del país. Pero reingresó con un documento adulterado y fue detenido seis meses después de haber sido expulsado. En su indagatoria sostuvo que había decidido volver porque extrañaba mucho a su hija, una niña con Síndrome de Down.
El 14 de octubre de 2016 se le fijó una pena única de nueve años de cárcel por los delitos de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización, en calidad de autor, falsificación de un documento de los destinados a acreditar la identidad de las personas, en calidad de partícipe necesario, y desobediencia a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones. Fue declarado reincidente.
Su defensa, a cargo del abogado Luis Sasso, pidió el beneficio del extrañamiento (ser expulsado del país al cumplir la mitad de la pena).
En febrero de 2017, el fiscal general Diego Velasco y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) presentaron un dictamen en el que se oponían al extrañamiento de Sosa Farfán porque “no cumplirá con la obligación de no regresar, porque ya lo incumplió y porque ha demostrado tener los medios necesarios para eludir los controles migratorios e incluso obtener documentación apócrifa para mantenerse en el país bajo una apariencia legal”.
En noviembre de 2020, los jueces Javier Ríos, Andrés Basso y Fernando Machado Pelloni condenaron a Marcos a la pena única de 24 años de cárcel. En el debate, el fiscal Velasco lo había acusado de ser el jefe de una organización narco que, entre 2009 y 2017, operó en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores, y que llegó a facturar $14.000.000 mensuales.
Sin embargo, a pesar de la condena a Marcos y a algunos de sus subordinados, la organización criminal continuó con sus operaciones ilegales. Con el capo narco preso y su hermano, Fernando Estrada Gonzales, alias Pity, prófugo, otro peruano se hizo cargo de la banda: Johny Ray Arnao Quispe.
Arnao Quispe, conocido como Pantro, fue detenido en septiembre pasado. Había comenzado su carrera en la “empresa criminal” como custodio. Con el correr de los años asumió mayores responsabilidades. En 2013 ya cumplía el rol de encargado de seguridad de la banda y, a su vez, manejaba dos puntos de venta de estupefacientes.
“A partir de la detención de Pantro, ‘los antiguos’, como se conoce a los viejos lugartenientes de Marcos, volvieron con intenciones de recuperar el poder perdido. El homicidio de Chayanne podría estar relacionado con esa disputa”, sostuvo un detective que conoce los secretos del submundo narco de la 1-11-14.
Según las fuentes consultadas, Chayanne habría vuelto a la 1-11-14 bajo directivas de Raúl Martín Maylli Rivera, conocido por su apodo de Dumbo, que está prófugo desde hace 11 meses. El 20 de mayo del año pasado, por pedido de la fiscal federal Alejandra Mángano y de su colega Diego Iglesias, fiscal a cargo de la Procunar, el juez federal Julián Ercolini ordenó su captura.
Dumbo y su banda se hicieron conocidos cuando, a mediados de abril de 2021, vecinos del barrio Padre Mugica, en Villa Lugano, decidieron cortar la avenida General Paz para exigir la presencia del Estado. Se habían cansado de vivir bajo el terror narco.
Maylli Rivera había sido ladero de Marcos y después se instaló en Villa Lugano, donde desplegó sus huestes para desarrollar el negocio del narcomenudeo.
“Existe la sospecha que los ´antiguos´ siguen directivas de Dumbo y de Pity”, agregó una de los investigadores consultados. Se cree que el hermano de Marcos controla la operatoria desde Perú.
El doble homicidio del sábado a la noche no fue la única batalla de la guerra narco de la 1-11-14 de este fin de semana. Otro supuesto integrante de la banda, conocido como Ranita, fue atacado a tiros cuando estaba en la puerta de su casa.
“La disputa por el territorio está viva como siempre”, dijo una fuente del caso.