En diciembre de 1966, la muerte de Walt Disney generó un rumor que pronto se convirtió en leyenda: se decía que su cuerpo estaba congelado, esperando la cura para su cáncer. Aunque este mito fue pura fantasía, la criogenización ya era una propuesta real en la ciencia. El 12 de enero de 1967, apenas un mes después de la muerte de Disney, James Bedford, un profesor jubilado, se convertiría en el primer ser humano criogenizado.
Bedford, fascinado por la criogenización propuesta por el Dr. Robert Ettinger, se ofreció como voluntario. Aunque el proceso fue precario y poco efectivo en comparación con las técnicas modernas, Bedford se convirtió en un símbolo de la criogenización. Su cuerpo, conservado por la Fundación Alcor Life Extension, se mantiene como un recordatorio de los primeros días de esta controvertida práctica.
Aunque Bedford no tiene esperanzas de resucitar debido a los daños en su cerebro, cada 12 de enero la Fundación Alcor celebra el "Día James Bedford" en reconocimiento a este pionero de la criogenización y su contribución a la historia de la búsqueda de la inmortalidad.