La llegada de Maradona a Nápoles: el inicio de una era dorada y un legado eterno en el fútbol italiano

Su llegada, en medio de una crisis financiera del club, transforma al estadio San Paolo y al fútbol napolitano, marcando el comienzo de una de las historias más apasionantes del deporte

08-07-2024   Por: Primera Página

La llegada de Maradona a Nápoles: el inicio de una era dorada y un legado eterno en el fútbol italiano

Un hombre con una boina azul acomoda sus rizos. A su alrededor, una escolta lo rodea y lo sigue de cerca. Un guardaespaldas con camisa de manga corta y gafas de sol camina junto a él, vigilante y atento. Aunque le abrazan, él prefiere no ser tocado en el hombro, pero guarda silencio al respecto. Parece absorto o quizás abrumado. Se adentra en los pasillos íntimos de un estadio que pronto llamará hogar. Personas desconocidas se amontonan para verlo pasar, ovacionándolo en un idioma que no comprende. El estadio, antes un gigante de cemento silencioso, ahora bulle con vida, nerviosismo y emoción.

Viste una camiseta crema, pantalones celestes y zapatillas blancas, con un reloj en su muñeca auspiciado por una marca reconocida. La misma indumentaria que lució el día anterior. Ingresa, rodeado por su seguridad, a un gimnasio transformado en una sala de prensa oscura y caótica. Son las cinco y media de la tarde de un jueves soleado, aunque la iluminación artificial de las cámaras es lo único que ilumina el ambiente. Doscientos cuarenta y dos periodistas, fotógrafos y camarógrafos lo aguardan en un ambiente decorado con aros de básquetbol y una mesa con micrófonos.

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Se adentra en la sala, sus ojos ajustándose a la penumbra. El calor del verano en el sur italiano se siente adentro, en el barrio Fuorigrotta de Nápoles. El estadio San Paolo, inaugurado en 1959 con capacidad para cincuenta mil espectadores y hogar del Napoli, un club fundado en 1926, enfrenta una crisis financiera y una casa envejecida. Pero él no lo percibe así en su segundo día en Italia. Encuentra algo familiar en esa atmósfera frenética y desorganizada. Se sienta, mirando hacia arriba entre los rayos de luz que se filtran, distinguiendo a sus seguidores entre la multitud que lo aclama. "Por favor, mantengan la calma", pide alguien entre la agitación. "Si se acercan, la conferencia se cancela", advierte.

A su izquierda, un intérprete. A su derecha, Corrado Ferlaino, presidente del Napoli, y cerca su representante, Jorge Cysterszpiler. Acaricia una estatuilla regalada por el escultor napolitano Genaro Sguro. La primera pregunta lo toma desprevenido.

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"¿Sabe usted qué es la Camorra? ¿Y que su dinero está en todas partes, incluyendo el fútbol?", pregunta el periodista francés Alain Chaillon. Sin dominar el idioma ni comprender la pregunta, queda en silencio, perdido en sus pensamientos. Ferlaino toma la palabra: "Esa pregunta es ofensiva. Me horroriza que un periodista insinúe algo así. No la responderé. Te pido que te retires inmediatamente", responde con firmeza. La conferencia se ve interrumpida por la controversia, pero la posición del club es clara y contundente.

Termina la conferencia. Se levanta y se retira, continuando su camino por los pasillos del estadio. Aunque rodeado de una multitud bulliciosa, se siente solo mientras asciende por una escalera hacia la superficie. Ochenta mil personas rodean el estadio San Paolo, ansiosas por verlo. Aunque la capacidad es de cincuenta mil, su presencia magnifica todo. Le esperan más desafíos y triunfos en el Napoli, pero este día, el 5 de julio de 1984, es el inicio de una nueva era tanto para él como para el fútbol italiano.

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La historia que sigue después de este momento es bien conocida: Diego Armando Maradona se convierte en un ícono, el Napoli alcanza la gloria y juntos escriben una de las historias más apasionantes del fútbol. Pero antes de todo eso hubo una crisis financiera, un Barcelona, un amistoso pactado y una decisión que cambiaría el destino de ambos.

El Napoli, enfrentando dificultades financieras y un vacío institucional en 1984, buscaba una solución audaz. Diego Maradona, entonces jugador estrella del Barcelona, no estaba exento de polémicas y desafíos. Ferlaino, presidente del club napolitano desde 1969, vio en él una oportunidad para transformar la suerte del equipo. Invitó al Barcelona a jugar un amistoso en Nápoles, una jugada estratégica para generar ingresos y, sin saberlo, para allanar el camino hacia su fichaje.

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El juego nunca se dio porque Maradona no estaba disponible, supuestamente enfermo. Ferlaino, desconfiado, descubrió la verdad y aprovechó la oportunidad para negociar directamente con el club catalán. Lo que comenzó como un amistoso se convirtió en la compra del jugador más caro del mundo en ese momento: siete millones y medio de dólares a pagar en cuotas, con un contrato que incluía beneficios y cláusulas especiales. La llegada de Maradona a Nápoles fue recibida con entusiasmo y expectativas enormes por parte de los napolitanos, ansiosos por ver al jugador que cambiaría la historia de su club.

El 5 de julio de 1984 marca el inicio de una nueva era para Diego Maradona y el SSC Napoli. Desde ese día, Nápoles nunca sería igual, y el fútbol italiano recibiría a uno de sus más grandes íconos con los brazos abiertos.