El debate sobre el uso del celular en las aulas ha tomado relevancia en varias jurisdicciones, que evalúan regular su presencia. Aunque algunos sugieren la prohibición, expertos coinciden en que esta medida simplifica un problema complejo, que requiere una solución más profunda. Mariana Maggio, directora de la Maestría en Tecnología Educativa de la UBA, destaca que los celulares están profundamente integrados en la cultura contemporánea y el currículum escolar, por lo que deben ser abordados desde una mirada crítica y educativa.
Alejandro Artopoulos, director del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés, señala que la prohibición no resolverá problemas como la ansiedad o el bullying. En su lugar, propone una regulación de las redes sociales y la enseñanza de autocontrol y comprensión de algoritmos, promoviendo la ciudadanía digital crítica.
Melina Masnatta, autora de "Educar en tiempos sintéticos", también subraya la importancia de una alfabetización digital que vaya más allá del uso técnico, enfocándose en la ética y la comprensión de las reglas impuestas por plataformas tecnológicas. Fabio Tarasow, coordinador de Educación y Nuevas Tecnologías en FLACSO, advierte que prohibir los celulares en las aulas no es la solución, ya que no enseña a los estudiantes a gestionar su uso responsable.
El enfoque consensuado entre docentes y estudiantes, como el promovido por Yanina Pamela González en Corrientes, demuestra que los celulares pueden convertirse en herramientas valiosas para el aprendizaje, siempre que su uso esté guiado y orientado hacia objetivos claros.
Este debate apunta hacia una solución más inclusiva y moderna, donde la tecnología se utilice para fomentar la participación crítica de los estudiantes en el entorno digital, en lugar de ser vista únicamente como una distracción.