En paños menores y con el rostro mostrando una expresión de excitación, sin embargo ella quisiera estar vestida por completo y su interior se repleta de vergüenza. Si cualquier fuerza de seguridad se encontrara en el mismo lugar, serian juzgados. A no ser que estuviera todo filmado, cual película pornográfica. La fina y delgada línea judicial entre aquello que está prohibido y lo que no, tan similar a la misma temática de la prostitución.
“La principal problemática dentro de lo que es la prostitución, es el hecho de que detrás de todo ello se encuentra la trata de personas”, expresó a este medio el titular de la Fundación La Alameda, Néstor Escudero . Y luego pasó a añadir: “Por eso, se trata de un equipo muy fraterno, muy humano, con personas capaces de generar lazos con las víctimas que pueden transformar su dolor en algo muy distinto. Hay muchas compañeras que son sobrevivientes del abuso sexual y que hoy ayudan a otras personas”.
En la Argentina el tema sigue sin resolución. En los últimos años el único avance registrado fue dejar de hablar de prostitución para poner sobre la mesa el trabajo sexual. La nueva denominación apunta a no estigmatizar a quién lo ejerce y al mismo tiempo, dignificar la actividad. Sin embargo, la cuestión de fondo sigue empantanada: ¿Es legal? ¿Qué hacer con el trabajo sexual? ¿Necesidad, placer o una salida desesperada?
La prostitución en la Argentina es como las brujas. No existe, pero que las hay, las hay. Actualmente en nuestro país el ejercicio del trabajo sexual está en un limbo jurídico, ya que no está prohibido, pero tampoco está regulado. Vamos por parte: el artículo 19 de la Constitución Nacional señala: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden ya la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”. ¿Cómo entender esto en la práctica? En la vida cotidiana significa que los derechos de uno terminan donde empiezan los derechos del otro. El problema está en qué cosas son un derecho y no son adecuados.
El Código Penal dedica el Título III al tratamiento de los “delitos contra la integridad sexual”. Las conductas pasivas de sanción son: sexual simple (actos libidinosos, dirigidos a otra persona, sin llegar al acceso carnal), abuso sexual agravado (cuando la víctima es menor de 13 años, sometida por violencia o coacción), gravemente abuso ultrajante ( abuso prolongado en el tiempo, o consumado de forma que inflija a la víctima un mayor grado de humillación y sometimiento), violación (penetración forzada) y estupro (mantener relaciones sexuales con menores de entre 13 y 16 años).
¿Y la prostitución? ¿Es legal? Buscando la respuesta este medio consultó al doctor Adrián Tenca , abogado penalista, doctrinario y profesor titular en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, quién sostuvo: “El ejercicio de la prostitución es absolutamente legal”. Para despejar todo tipo de dudas, el profesional aclaró: “Si una persona decide ejercer el trabajo sexual no está cometiendo ningún delito”. No obstante dijo que “en la medida que se haga de modo individual no hay ningún tipo de castigo”, profundizó el jurista consultado. En cuanto a los clientes, tampoco hay conducta antijurídica.
¿Por qué el Tenca hizo hincapié en la palabra “individual”? Porque la situación cambia dramáticamente cuando aparece la figura del proxeneta. El artículo 125 bis del citado código lo tipifica de la siguiente manera: “El que promoviere o facilite la prostitución de una persona será penado con prisión de 4 a 6 años de prisión, aunque mediare el consentimiento de la víctima”.
¿Qué sería promover o facilitar? El Tenca lo baja a un lenguaje claro: “Lo que está penado es lo que antes era el cafiolo, cafishio, etcétera”. Para concluir, el académico puntualizó: “Lo que no puede haber es un prostíbulo porque siempre hay alguien que facilita o promueve”.
La palabra promoción debe entenderse como la acción de introducir en la victima la idea de ejercer la prostitución. En otras palabras, convenzala para que lo haga. En tanto que facilitar implica poner a disposición de la víctima los medios necesarios para prostituirse (darle una vivienda para atender a los clientes, proporcionarle elementos de uso corriente en la actividad, etcétera). Si la víctima es menor de edad, la pena es de 10 a 15 años de prisión.
Resulta todo un hecho que se trata de una problemática atemporal que viene de arrastre y continúa por su sendero infinito. Lo más candente se encuentra en la ciudad de Mar del Plata, lugar eje de lo que es el mercado sexual veraniego y la sumatoria del espectáculo. A pesar de que el ex intendente del General Pueyrredón , Carlos Fernando Arroyo , buscó combatirlo en buena hora y lo redujo en su máxima expresión, pero en el último tiempo tuvo revuelo.
Fue todo un hecho histórico para la política que se tornara rueda de debate entre vecinos y concejales, lo cual aún continúa con sus apretones, cambios de discursos y todo ello urgido entre lo que es lo “moral” y no. Por suma obviedad, sin la voz de los protagonistas que se encargaron de no salir a la luz en algo que se hundió en el mismísimo barro.
Ahora bien, en “La Feliz” el cajoneo estaba por verso y así culminó. Ya que, los distintos expedientes que tienden a crear un marco que regulan al ejercicio de la prostitución en la ciudad seguirán debatiéndose en las comisiones legislativas, donde se expresarán nuevas modificaciones que engloban las propuestas del Ejecutivo y las sugerencias volcadas en otros proyectos, con la voluntad de avanzar en una ordenanza consensuada.
Yendo hacia el interior, Chaco es otro epicentro de conflictos y reflejos sobre lo que es la prostitución en sí. Fuentes oficiales aseveraron en diálogo con NOVA que “hay varias opciones para elegir: low cost (mujeres de nivel cultural bajo, quienes eligieron prostituirse para tener ingresos)”. Y añadieron desde el anonimato: “Algunas pueden ser el interior de la provincia. Entre esta categoría también entran las mujeres que son víctimas de violencia de género y aquí se pone interesante, pues hay una red oculta a simple vista que opera y lucra con estas mujeres, integrada por 'Señoras de la dirigencia social con guiños del poder'. Es muy probable que alguna de ellas transcurra sus días en alguna de los refugios para mujeres que dirigen estas personas”.
“Las Prostitutas VIP son las jóvenes que, de repente, su poder adquisitivo se ve multiplicado. Amén de que sus cuerpos son modificados en las salas de cirugías y se someten a tratamientos de belleza. Viven por y para su cuerpo, fuente de ingresos”, sentenciaron fuentes oficiales. Al momento de agregar: “Ellas tienen lo que mundialmente se conoce como 'Sugar Daddy' y se codean con el poder político de turno: funcionarios importantes, empresarios, etcétera. Tienen órdenes a las cuales jamás podrían negarse. También entre todas ellas se mezcla el consumo problemático de sustancias”.
Conociendo de cerca todo el panorama, los responsables de hacer la vista gorda, antes de manifestarse si todo pasa por la ilegalidad o no, desde los sectores legislativos, judiciales y hasta el ejecutivo correspondiente, el debate pasa más por cambiar cualquier “Zona Roja” de sitio Algo así como marginar y eliminar de la sociedad (aún más) a las mujeres, trans y hombres en su minoría. ¿La política de la persuasión?
En la Argentina la situación de la prostitución fue cambiante. La licenciada en antropología María Celeste Isasmendi aprovechó el tema en profundidad y concluye en sostener que entre el último cuarto del siglo XIX y hasta la bien mitad de los años 30 del Siglo XX, la prostitución estuvo reglamentada. De esta forma el Estado estuvo presente en la actividad, fijando parámetros mínimos para un ejercicio de la actividad al amparo de la ley. Durante el siglo XIX era normal que los hombres casados, con responsabilidades públicas o no, visitaran frecuentemente las llamadas “Casas de Tolerancia”, eufemismo que hacía referencia a la política oficial respecto a la prostitución, la cual era considerada una ocupación como cualquier otra.
Entre 1906 y 1937 operó en el país esta organización dirigida por proxenetas de origen judío. Las víctimas eran mujeres de su misma colectividad, por lo general oriundos del este de Europa, muy atractivas por sus características físicas, su piel blanca y su cabello rubio.
El modus operandi de esta asociación ilícita era el siguiente: una delegación de la Zwi Migdal recorría el este europeo en búsqueda de mujeres solteras, a las que le ofrecieron trabajo, alojamiento y jugosas ganancias en Sudamérica. Agobiados por la pobreza que por entonces atravesaban sus países, estas mujeres no dudaban en aceptar las propuestas. Entonces se embarcaban rumbo al Río de la Plata, donde llegaban en condiciones de extrema vulnerabilidad: sin dinero y sin nadie a quién pedir ayuda. Es allí donde conocían el verdadero rostro de la organización.
El negocio apareció con la protección de los "caudillos parroquiales". Esto no quiere decir que la iglesia tuvo relación con el tema, pero de acuerdo al sistema de representación política de la época, el mapa se dividía en parroquias, fijando los límites de cada distrito electoral de acuerdos a las parroquias y asignando así el número de representantes correspondientes a cada jurisdicción. Rápidamente la organización se desarrollará a la zona sur del conurbano bonaerense y llegó a tener presencia en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe y también una sede en Brasil.
La organización llegó a ser muy poderosa, gracias al enorme caudal económico que aportaron las más de 400 mujeres sometidas que deberán atender un piso mínimo de 70 clientes por jornada. Sin embargo, hubo algunas (muy pocas en verdad) que lograron ser oídas. La justicia se hizo cargo de esas denuncias y las que fueron rescatadas pueden dar testimonios clave para desbaratar a la organización.
En diciembre de 1936, a instancias instancia del legislador Tiburcio Padilla , el Congreso sanciona la Ley 12.331, más conocida como Ley de profilaxis. La norma obligó al cierre de los prostíbulos en todo el país, con el objeto de preservar la salud pública impidiendo la propagación de las enfermedades de transmisión sexual. La norma establecía controles de salud sin excepción para los hombres y tratamiento obligatorio para los que hayan contraído infecciones. Una vez aprobó la norma el presidente Agustín Justo y el ministro de Justicia Ramón Castillo firmaron el decreto reglamentario. De esa forma la Argentina conservadora adopta el modelo de la abolición, con el objetivo de erradicar la prostitución.
El 18 de octubre de 1945 en la Argentina nadie tenía dudas: Juan Domingo Perón , después de la histórica movilización popular del día anterior, iba a ser candidato en las elecciones presidenciales de febrero de 1946. En los albores del peronismo había una alianza que de sectores sobre la que Perón sentó las bases de su poder: las Fuerzas Armadas, la Iglesia Católica y el sindicalismo.
De esa concurrencia de actores políticos que encontraron contención en el peronismo, dos ya eran conservadores en sus valores. El tercero se fue convirtiendo paulatinamente, a medida que el peronismo los iba ganando para la causa.
La Revolución del 43 fue, en esencia, un gobierno conservador del que nació un líder carismático con vocación paternalista. Ese hombre fue Juan Domingo Perón, que juraba a quien quisiera escuchar que la razón de las concesiones y ventajas que concedía a los trabajadores tenía por finalidad que estos no cayeran en los ideales de la izquierda. El Gobierno de Perón fue conservador en sus valores hasta 1954, cuando inesperadamente abre un frente de batalla contra la iglesia católica. Iniciativas como la ley del divorcio y la remoción de obispos por "antiperonistas", son los hechos que alejan a los hombres de fe del peronismo, al que acompañaron desde el primer día, incluso desde antes, cuando la Revolución del 43 impuso la enseñanza religiosa en las escuelas publicas.
Perón y María Eva Duartesiempre fueron católicos. Por aquellos años eran frecuentes las declaraciones públicas de ambos rescatando la fe como uno de los principales valores que la hispanidad dejó por herencia en América, también es muy recordada la gira europea de “Evita” que cerró una visita al Vaticano. Incluso era frecuente que en las manifestaciones multitudinarias del 17 de octubre hubiera lugar para la celebración de misas. Pero los problemas aparecieron a aparecer y la Iglesia alzó su voz para denunciarlos, al principio tímidamente pero después con voz cada vez más firme. La respuesta del gobierno fue la detención de varios sacerdotes y el decreto 22532/54 que facultaba a los gobiernos de provincias, territorios nacionales y la Municipalidad de Buenos Aires a permitir la repercuta de los prostíbulos, formalmente cerrados desde 1936, aunque siguieron funcionando en la clandestinidad. La misma norma le daba poder de policía a cada jurisdicción para ejercer el control de la debida profilaxis en las casas de prostitución.
Como hemos mencionado, la sociedad argentina de los años 50 era muy conservadora si la comparamos con la actual. La audaz medida de legalizar el trabajo sexual fue decretada por Perón el 20 de diciembre de 1954. Faltando pocos días para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, en paralelo se sancionó en el ámbito de la Capital Federal una prohibición para exhibir artículos religiosos alusivos a la festividad. La medida alcanzaba a los comercios y lugares con acceso de público. A partir de ese momento la Iglesia pasó a integrarse abiertamente a las filas de la oposición, ejerciendo una militancia antiperonista desde los altares donde cada domingo se dirigían a sus fieles.
Durante mucho tiempo coexistieron el Código Penal, reservado para los delitos graves, y los Edictos Policiales, que fueron una suerte de reglamento elaborado por la Policía Federal Argentina, de aplicación práctica en el ámbito de la Capital Federal. Estas disposiciones policiales constituyen lo que el ex juez de la CSJN Eugenio Raúl Zaffaronidenominó su Manual de Derecho Penal (edición de tapa azul) como "penas por no delitos" el perseguido por este cuerpo normativo era la persecución de conductas que no estaban en el Código Penal, como la ebriedad en la vía pública, el merodeo alrededor de la propiedad ajena y el ejercicio de la prostitución callejera, entre otras conductas, moralmente reprochables según los cánones de la época, pero dejadas de lado por el legislador a la hora de elaborar en Código Penal.
La Policía Federal justifica la existencia de los edictos en la utilidad de los mismos para hacer prevención del delito. En cambio, los estudiosos del derecho penal sostenían que se utilizaron de la aplicación práctica de un derecho penal de autor, sancionando a las personas por su condición (alcohólicos, prostitutas, homosexuales, etcétera) y no por su conducta. En otras palabras, era una forma de "sacarse de encima" a las personas cuyo medio de vida, apariencia, o preferencias íntimas no eran compartidas por el espantoso de la sociedad.
Los edictos policiales fueron eliminados a multas de los años 90. Desde 1996 la Capital Federal pasó a ser autónoma. Eligió a sus propias autoridades, sancionó su Constitución y trabajó en la construcción de su propio modelo de seguridad, que agregó la derogación de los edictos y su reemplazo por el Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires. Esto derivó en una polémica entre los vecinos de algunos barrios porteños y los travestis (antigua denominación de las chicas trans actuales) que prefirieron servicios sexuales en la vía pública. Al cabo de algunos años se llegó a una “solución”: confinar a quienes quisieran ejercer el trabajo sexual en los Bosques de Palermo, en horas de la noche. Lejos de solucionar el problema, se optó por la salida más corta: esconder todo bajo la alfombra. Fuente: agencianova.com