El milagro de la Academia: Racing se prepara para su copa más espiritual
El fútbol tiene sus rituales, y en Racing Club, la tradición se ha convertido en religión. Antes de cada encuentro, es común ver a Gustavo Costas, técnico de la Academia, besar su rosario desde el banco de suplentes. Este gesto no es simplemente un acto supersticioso, sino una manifestación de fe en un equipo que, como su técnico, ha transformado sus batallas en el campo en una demostración de resiliencia y creencias profundas. Ahora, a solo 90 minutos de conquistar la Copa Sudamericana, el equipo sueña con convertir su historia en leyenda.
Costas, quien ha sido una figura constante en la historia de Racing desde su época como mascota en el equipo campeón mundial de 1967, hasta su rol como capitán del plantel que conquistó la Supercopa en 1988, está decidido a lograr un nuevo capítulo dorado. Si logra llevar la copa a Avellaneda, su lugar junto a los ídolos eternos como Juan José Pizzuti y Mostaza Merlo estará asegurado, con una estatua que inmortalizará su legado.
Pero esta nueva era no solo es sobre conquistas. Se trata de una mística que el propio equipo ha adoptado, transformando la consigna de “Racing Positivo” en lo que hoy muchos llaman “Racing Religioso”. Jugadores como Marco Di Césare y Adrián “Maravilla” Martínez no solo se enfrentan a sus rivales en la cancha, sino también a sus propios pasados ??y desafíos personales, encontrando en la fe una fuente de fortaleza. Di Césare, pieza clave en la defensa, asegura que su éxito es una forma de gratitud hacia Dios: “Agradecemos cada momento que vivimos, porque es un regalo, independientemente del resultado”, declaró.
El caso de Adrián Martínez destaca de forma especial. Tras un pasado difícil que incluyó seis meses de prisión, el delantero vio en su relación con Dios una guía para salir adelante. Con frases como “No es por mi fuerza, es por tu gracia”, celebra sus goles, recordando que para él, el fútbol y la religión son caminos inseparables. Así, lo que para algunos es solo un partido, para Racing se convierte en una misión espiritual.
Otros miembros del equipo también comparten esta visión. Roger Martínez y Santiago Solari se han unido a esta tendencia, mostrando su devoción tras cada conquista y adoptando gestos que representan su fe en el terreno de juego. Solari, incluso, ha prometido tatuarse la Copa junto al escudo del club si logran el título, asegurando que sus éxitos no serán posibles sin una “confianza en Dios que nos mantiene unidos”.
Este próximo sábado, en La Nueva Olla de Asunción, Racing Club no solo competirá por un trofeo; su hinchada, sus jugadores y su técnico irán en busca de un milagro. Para la Academia, este torneo significa mucho más que la gloria deportiva: es una muestra de amor, de agradecimiento y de una fe que esperan ver recompensada. Porque para ellos, el fútbol es más que un deporte, es una forma de vida.