Los alimentos ricos en grasas son apreciados no solo por su sabor, sino también por las sensaciones físicas que producen en la boca. Científicos han identificado un área del cerebro que responde a la textura suave de los alimentos grasos y utiliza esa información para calificar su atractivo, influyendo en la conducta alimentaria.
El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Oxford y la Universidad de Cambridge, buscó cuantificar cómo la sensación en la boca de los alimentos grasos afecta los hábitos alimentarios. Descubrieron que la corteza orbitofrontal (OFC) en el cerebro reflejaba la textura de los alimentos en la boca y estaba relacionada con la valoración del alimento.
Utilizando escáneres cerebrales, los científicos evaluaron la actividad cerebral mientras los participantes probaban batidos y hacían ofertas para comprarlos. Los patrones de actividad de la OFC se relacionaron con la textura de los batidos y las ofertas realizadas, lo que sugiere que esta región cerebral vincula la sensación en la boca con el valor asignado al alimento.
En un almuerzo posterior, aquellos cuyos OFC eran más sensibles a la textura grasa tendían a consumir más curry rico en grasas. Esto demuestra que la OFC juega un papel en la preferencia por los alimentos ricos en grasas basada en la textura oral.
Este hallazgo podría ayudar a desarrollar alimentos bajos en calorías que imiten la sensación de grasa en la boca, lo que podría ser útil en la gestión del peso y la creación de productos alimenticios más saludables. La comprensión de los mecanismos cerebrales detrás de nuestras preferencias alimentarias podría tener un impacto significativo en la industria alimentaria.
Fuente: infobae.com