En la efervescente y convulsa década del '30, la ciudad de Berlín se convirtió en el escenario de las hazañas de dos hermanos que, partiendo de un modesto taller de reparación de autos, alcanzaron la fama como osados ladrones. Franz y Erich Sass, oriundos del barrio obrero de Moabit, se vieron obligados a cambiar de rubro cuando las extorsiones de las bandas criminales hicieron inviable su negocio. Con ingenio y destreza mecánica, utilizaron sus habilidades para perpetrar robos cada vez más audaces.
Su reputación creció rápidamente, y aunque nunca se comprobó que compartieran su botín con los necesitados, eran vistos por algunos como una suerte de Robin Hood modernos, ya que sus objetivos eran los ricos y poderosos. Sin embargo, su valentía y astucia los pusieron en el punto de mira no solo de la policía, sino también de sus competidores en el mundo del crimen, quienes los veían como una amenaza.
A pesar de su notoriedad, gran parte de sus hazañas permanecen en la oscuridad. Se sabe poco sobre el saqueo de la sede central del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, un robo que desafió directamente al incipiente régimen nazi. La audacia de este acto les costaría la vida años después, cuando fueron deportados de Dinamarca, donde se habían refugiado, y entregados a las autoridades alemanas.
La tragedia de los hermanos Sass alcanzaría su punto culminante en el campo de concentración de Sachsenhausen, donde fueron fusilados por órdenes del entonces jefe de guardia, Rudolf Höss, quien más tarde se convertiría en uno de los responsables de los crímenes perpetrados en Auschwitz. Su historia, aunque olvidada en gran medida, sigue siendo un testimonio de la lucha contra la opresión y la injusticia en tiempos de adversidad.
En la actualidad, esta fascinante saga criminal ha sido objeto de diversas interpretaciones, desde películas hasta novelas, que intentan capturar la esencia de los hermanos Sass y su época. Sin embargo, la verdad detrás de sus actos sigue siendo esquiva, perdida en el torbellino de la historia. Pero su legado perdura como un recordatorio de la capacidad humana para desafiar incluso a los poderes más oscuros.
Fuente: infobae.com