El próximo jueves 30 de mayo marca el reestreno de "Harry Potter y el prisionero de Azkaban", la tercera entrega de la saga del joven mago, coincidiendo con el vigésimo aniversario de su debut. La película, dirigida por el talentoso cineasta mexicano Alfonso Cuarón, cuenta con la participación de Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint, y se destaca por ser la única entrega en la que Voldemort no hace ninguna aparición.

Pocos conocen los entretelones detrás de la elección del director. M. Night Shyamalan, reconocido por "El Sexto Sentido", rechazó la oportunidad de dirigir la película para enfocarse en "La aldea". Terry Gilliam, inicialmente la elección de J.K. Rowling, expresó su descontento con las primeras películas pero quedó impresionado con la visión de Cuarón para esta entrega.

Curiosamente, antes de que Cuarón aceptara la dirección, la oferta se extendió a otro director mexicano, Guillermo del Toro, quien optó por dirigir "Hellboy". Del Toro, amigo de Cuarón, animó entusiastamente a su colega a aceptar el desafío.

La influencia de Cuarón se hace evidente en cada aspecto de la película. Su estilo de dirección, caracterizado por tomas en mano y una paleta de colores más oscura, le otorga un enfoque único a la historia. Esta distinción se refleja aún más en su siguiente película, "Niños del hombre".

La elección de Gary Oldman para interpretar a Sirius Black también estuvo marcada por su aporte creativo. Mientras que Oldman sugirió el peinado del personaje, Cuarón diseñó sus tatuajes, añadiendo capas de profundidad a la representación del icónico mago fugitivo.

Por otro lado, la interpretación de Michael Gambon como Dumbledore también tiene sus matices. Gambon admitió no haber leído los libros de Rowling, prefiriendo desarrollar el personaje a partir de su propia interpretación.

En cuanto a detalles de producción, cada escena contiene elementos cuidadosamente seleccionados. Desde el diseño del Autobús Noctámbulo hasta los efectos visuales de Buckbeak, cada aspecto contribuye a la atmósfera mágica de la película.

Por último, las referencias y guiños a la obra de Rowling abundan a lo largo de la película. Desde el uso de la música de Shakespeare hasta la aparición de nombres familiares en el Mapa del Merodeador, cada detalle contribuye a la riqueza del universo de Harry Potter.