Déjà vu: la huelga de alquileres de 1907, la vivienda como un derecho y el momento actual

30-08-2023 - Por Primera Página

En agosto de 1907, un evento histórico sacudió la ciudad de Buenos Aires al desencadenar una huelga protagonizada por inquilinos e inquilinas de la ciudad.

La causa de esta movilización fue el aumento de impuestos decretado por la Municipalidad, que provocó una cadena de aumentos en los alquileres por parte de los propietarios de los conventillos y casas de inquilinato.

Ante esta situación, las personas inquilinas se organizaron y se levantaron en huelga, desafiando la autoridad de los propietarios y el gobierno.

Los conventillos eran casas antiguas abandonadas por las familias ricas durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871, ubicados principalmente en la zona sur de la ciudad. Estos edificios albergaban a inmigrantes y personas que llegaban de otras provincias, ofreciéndoles habitaciones a precios accesibles pero en condiciones precarias.

La huelga se originó en el conventillo de Ituzaingó 279, en el barrio de La Boca, donde las y los inquilinos exigieron una reducción del 30% en los alquileres, la eliminación de los depósitos equivalentes a tres meses de alquiler, mejoras sanitarias y la garantía de no sufrir represalias.

Este acto de resistencia sorprendió tanto a los propietarios como al gobierno, ya que se consideraba natural pagar los alquileres establecidos por los dueños.

La protesta se extendió rápidamente por Buenos Aires, organizándose delegados por conventillo y creándose el Comité Central de la Liga de Lucha Contra los Altos Alquileres e Impuestos, que llamó a la huelga general.

El llamado a la huelga enfatizaba la lucha contra la imposibilidad de vivir dignamente trabajando y exhortaba a todos los inquilinos a unirse al movimiento.

Mujeres fueron protagonistas destacadas en esta huelga, conocida también como "la huelga de las escobas". Las mujeres, que en su mayoría cuidaban de las familias en los conventillos mientras los hombres trabajaban, lideraron la resistencia a los desalojos diurnos y a las represiones. Utilizaron escobas y otros objetos como símbolo de su lucha.

Incluso niños y niñas se unieron a la protesta, organizando una marcha infantil con escobas en mano para "barrer a los caseros". La respuesta estatal fue represiva desde el principio, con la participación del Jefe de la Policía de la Ciudad, Ramón Falcón, en los operativos.

La Policía asesinó a un joven militante anarquista durante un desalojo, y la Ley de Residencia de 1902 fue utilizada para perseguir a activistas socialistas y anarquistas.

A pesar de la represión, la resistencia creció y varios propietarios comenzaron a ceder ante las demandas de las y los inquilinos. La revuelta se expandió a toda la ciudad y a otras ciudades de Argentina como Rosario, La Plata, Bahía Blanca, Mar del Plata, Córdoba y Mendoza.

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Finalmente, los inquilinos y las inquilinas lograron algunas de sus demandas, aunque el resultado varió según la organización de cada lugar. Este evento histórico nos recuerda la importancia de la protesta colectiva y la lucha por los derechos básicos, incluso en momentos de incertidumbre y caos, como una fuente de esperanza para el futuro.

(*) Esta nota está inspirada en un brillante trabajo de LaIzquierdaDiario.com.