Hace apenas diez días, Marcos Peña, el ex jefe de Gabinete del gobierno de Cambiemos, sorprendió a muchos al enviar un mensaje por WhatsApp a Santiago Caputo, el hombre fuerte detrás de la estrategia política y comunicacional del actual gobierno de Javier Milei. Aunque Peña y Caputo no tienen un historial de encuentros cara a cara, ni de intercambios previos de mensajes significativos, este contacto se produjo en medio de un clima de creciente tensión interna.
Según fuentes cercanas a ambos, el contacto fue una movida estratégica de Peña para calmar las aguas después de que Caputo compartiera en redes sociales una imagen provocadora: la portada del libro de Peña, "El arte de subir y bajar la montaña", destrozada con un cuchillo romano. Esta acción generó revuelo en redes y medios, especialmente entre los ciber militantes libertarios que suelen hacer del ámbito digital un espacio de confrontación. Peña, al activar su WhatsApp, buscaba evitar que la situación escalara aún más.
El jueves pasado, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, difundió un encuentro con el intendente de Ingeniero Jacobacci, José Mellado, en el que, sobre el escritorio, destacaba en primer plano el libro de Peña, intacto. Weretilneck, conocido por su buena relación con Caputo, se sumaba así a la intrincada red de señales y mensajes entre las distintas facciones políticas.
Caputo, por su parte, se divierte con la situación, según aseguran sus allegados. Conocido por su audacia y su habilidad para no medir consecuencias, el consultor estrella cuenta con el respaldo absoluto de Javier Milei, a pesar de los rumores sobre un supuesto enfado del presidente por información que habría recibido de un importante empresario.
En contraste, Mauricio Macri, ex presidente y actual líder del PRO, sigue con preocupación el poder que Caputo ha acumulado dentro del gobierno. Macri considera que Caputo obstaculiza cualquier tipo de convergencia de gestión, y duda de la estrategia electoral que el consultor está delineando para 2025. Sin embargo, las reuniones entre Macri y Milei, que se han intensificado en las últimas semanas, indican un vínculo sólido entre ambos, aunque no exento de reproches por la gestión diaria de la administración libertaria.
La situación es particularmente delicada en el PRO, donde los gobernadores aliados muestran un creciente malestar por la falta de atención a sus demandas y por la percepción de que se los trata igual que a los mandatarios peronistas. Además, la incertidumbre sobre la continuidad de los subsidios al transporte público y la reciente reaparición pública de Macri han generado tensiones adicionales.
Con la mirada puesta en las elecciones de 2025, la posible alianza entre La Libertad Avanza y el PRO es un tema tabú que recorre tanto la Casa Rosada como el Parlamento. Aunque algunos mencionan la posibilidad de que Macri encabece la lista al Senado, la figura de Diego Santilli, cada vez más cercano al libertarismo, comienza a sonar con fuerza como una opción en un eventual acuerdo político y de gestión.