¿Preferirías encontrar 100 mil pesos en la calle o no perder 100 mil pesos? La respuesta quizás te sorprenda. En "No debí hacer eso", exploramos la cocina de nuestras decisiones y cómo mejorarlas. En este episodio, analizaremos por qué el miedo a perder pesa más que el deseo de ganar y por qué la aversión a la pérdida es tan poderosa.

La aversión a la pérdida es un sesgo presente en todos nosotros, independientemente de nuestra competencia o personalidad. Este sesgo nos hace temer más la pérdida que valorar la ganancia, siendo el dolor de perder dos veces más intenso que el placer de ganar.

Daniel Kahneman y Amos Tversky, psicólogos israelíes, desafiaron el paradigma de la toma de decisiones racional al demostrar que nuestras elecciones están influenciadas por factores emocionales y contextuales. Ganaron el Premio Nobel de Economía por su trabajo pionero en la teoría del comportamiento.

Un experimento en escuelas de Chicago mostró cómo el enfoque en evitar la pérdida, en lugar de buscar ganancias, puede motivar un mejor rendimiento. Este principio se aplica en la vida cotidiana, desde la inversión financiera hasta la gestión del riesgo.

Es crucial reconocer cómo el miedo a perder puede paralizarnos y limitar nuestras opciones. Consultar con personas de confianza, utilizar el framing adecuado y visualizar el peor escenario pueden ayudarnos a tomar decisiones más informadas y superar la aversión a la pérdida.

En última instancia, aunque enfrentemos la posibilidad de perder, lo importante es cómo manejamos esa situación. Aprender a gestionar nuestro miedo a perder nos permite tomar decisiones más valientes y efectivas en la vida.