Obtener la contraseña de WiFi de un vecino puede ser una solución a una situación en particular. Sin embargo, esto no implica que estar usando ese internet sin permiso no tenga unas consecuencias, que van mucho más allá de lo moral y hay implicaciones sobre nuestra seguridad y de quienes usen ese internet.
Aunque pensemos que pueda ser poco el riesgo que asumimos al conectarnos a una red de otra casa, en realidad estamos interrumpiendo su privacidad, usando un servicio por el que no estamos pagando y exponiendo toda la información que usamos en internet en una red que no sabemos qué tipo de protección tenga, que ya desde un inicio debe ser baja porque nosotros logramos entrar allí.
Este es el problema más grande. Cuando nos conectamos a una red WiFi ajena, estamos expuestos a la posibilidad de que terceros monitoricen nuestras actividades en línea y capturen datos confidenciales, como mensajes, correos electrónicos, contraseñas, información financiera o las páginas que visitamos. Esta información puede ser interceptada por ciberdelincuentes, poniendo en riesgo nuestra privacidad y seguridad digital.
Los ciberdelincuentes aprovechan las redes WiFi abiertas para propagar malware y comprometer la seguridad de cualquier dispositivo conectado a ellas. Esta infección puede resultar en la pérdida de datos, el robo de información personal o financiera, y el secuestro de dispositivos para su uso en actividades ilícitas. Además, al utilizar una red WiFi no autorizada, podemos convertirnos involuntariamente en cómplices de actividades ilegales realizadas por terceros. Los ciberdelincuentes pueden utilizar nuestra conexión para llevar a cabo actividades ilícitas, como el fraude, el robo de identidad o la distribución de contenido ilegal, lo que puede tener graves consecuencias legales para el propietario de la red WiFi.
Este es quizás el problema menos grave de todos. Al estar conectados a una red que está fuera de nuestra casa vamos a recibir una señal de conexión media o baja, esto implica que la velocidad de navegación no será la mejor y tendremos problemas para acceder a plataformas de streaming o hacer descargas. Por lo que la experiencia no será cómoda y estaremos afectando la de nuestro vecino.
Aunque se trata de acceder a un servicio intangible, siempre debemos tener presente que estamos usando algo, por lo que no estamos pagando y es propiedad de otra persona. En algunos países, ingresar a la red WiFi de una persona puede tener implicaciones legales. Por ejemplo, en Estados Unidos, acceder a una red WiFi sin autorización puede violar la Ley de Fraude y Abuso Informático, que prohíbe el acceso no autorizado a sistemas informáticos. Mientras que en Reino Unido este caso podría considerarse una violación de la Ley de Delitos Informáticos. Por lo que no es algo que pueda pasar desapercibido. Más allá de las implicaciones legales y de seguridad, conectarse al WiFi de un vecino sin su permiso constituye una violación directa de su privacidad y puede causar daño en la relación entre vecinos. Al aprovecharse de la conexión de alguien sin su consentimiento, estamos invadiendo su espacio personal y poniendo en riesgo su seguridad digital. Esto puede generar desconfianza, resentimiento y conflictos donde vivamos.
Fuente: infobae.com