Otra vez volvió a aparecer la mano sucia del queridísimo presidente de la AFA, Claudio Mafia.

No importa lo que pase adentro de la cancha, afuera seguramente están brindando con champagne cristal mientras vos masticas bronca porque ves que, al final, las cosas siempre se definen fuera del verde cesped. 

Antes los partidos se definían con goles, garra y corazón. Ahora, todo se decide con dólares, euros o yuanes. A veces, los negocios no salen bien. Ahí, el "reedirigir" los "errores" arbitrales termina siendo inútil y no se puede cambiar luego del final del encuentro (aún).

La semana pasada estuvo marcada por diversos conflictos en el fútbol argentino, desde el escándalo Tevez - Dóvalo hasta las declaraciones del técnico de Newell's y los incidentes con Domínguez. Ante esta situación, la AFA juntó a los dirigentes de la Primera División y el Ascenso en el predio Lionel Messi de Ezeiza para bajar un mensaje claro: "Basta de hablar de los árbitros en público" tiró. La libertad de expresión no parece existir por estos prados.

En el encuentro, que contó con la presencia de presidentes y representantes de todos los clubes de Primera, se trató la necesidad de reducir los niveles de confrontación mediática y resolver los conflictos internamente en AFA. Tapia hizo un llamado a "bajar los decíbeles" de las declaraciones públicas, destacando el riesgo de escalada de violencia.

#Institucional Este lunes, encabezada por el Presidente Claudio Tapia, se realizó una nueva reunión de Comité Ejecutivo de la @afa en el predio de #Ezeiza. pic.twitter.com/g5nl6RnJVp

— AFA (@afa) March 11, 2024

Pero hoy, la mayor preocupación es que los clubes se cansen y te frenen el el torneo. ¿Que hacés ahí chiquito? Es imposible salir ileso de esa guerra, porque la gente, los hinchas, las personas de bien quieren "fulbo", no negocios. Queremos ir a la cancha y disfrutar de esa pasión que te dan "11 tipos corriendo atrás de una pelotita". 

Es momento de dar un paso al costado y dejar al deporte limpio de una vez. Porque si Dios (Diego Armando) estuviera acá en sus épocas de cordura, te lo diría él y no nosotros: "La pelota, la pelota no se mancha".