En modo militante y sin cassette. Axel Kicillof dejó de lado las formalidades institucionales que había respetado durante una larga jornada de trabajo en Olavarría y habló a sus seguidores con la emoción a flor de piel.
En el parque del Bicentenario de la localidad, encabezó la última actividad de una nutrida agenda que inició a comienzos de la tarde. Entrega de escrituras, visita por un barrio en construcción y una reunión con pequeños empresarios e industriales fue el menú de entrada para un plato principal en el que se vio el rostro más político del mandatario bonaerense.
Frente al monumento a San Martín, lo esperaban cientos de personas. Hubo ronda, mate y reposeras. Pasadas las 17:30, el gobernador arribó junto a los ministros Julio Alak y Cristina Álvarez Rodríguez y recibió una ovación de los presentes.
También lo acompañaron Carlos Bianco y Agustín Simone, dos funcionarios de la primera hora que aún siguen en la gestión pese al cimbronazo del 2021. A ellos, se sumaron los referentes locales César Valicenti – titular del bloque de diputados bonaerense del FdT- y el concejal Maximiliano Wesner, quien asoma como el principal candidato para disputarle la intendencia a Ezequiel Galli (PRO).
El encuentro significó la reedición de las mateadas en la provincia, un formato de intercambio horizontal con las bases del Frente de Todos que caracterizaron a la campaña electoral del 2019 y que se replicaron, con menor intensidad, durante el primer tramo del gobierno - la última se había realizado en Salto a fines de abril-.
El repaso de los primeros dos años de gestión y el Lado B de la pandemia
Distendido pero con pinceladas “al hueso” a la hora de atacar a la oposición, Axel Kicillof inició el conversatorio con un repaso sobre el camino recorrido. En especial, se detuvo en la herencia vidalista y en la inesperada irrupción de la pandemia que condicionaron sus dos primeros años en el poder.
“Hay un lado b de la pandemia que no mostró la tele. Al principio se aplaudía a los médicos y después eso se empezó a perder. Decían que eran todos autoritarios” analizó el mandatario bonaerense.
Luego de enumerar acciones de gobierno provincial y logros como la campaña de vacunación o el equipamiento de hospitales, retomó aquella descripción inicial y contrastó el relato de los medios y de la oposición, con las acciones solidarias de los bonaerenses.
“Ellos se enfocaron en mostrar todo lo malo y se aprovecharon del cansancio también. Machacaron sobre todo con los jóvenes. Los quisieron mostrar como un grupo que se cagó en todo” explicó.
En esa misma sintonía, habló de las críticas lanzadas hacia los docentes en épocas de Covid-19. Se los acusó de “no trabajar” cuando “en condiciones complicadas sostuvieron el sistema educativo” consideró.
“La historia que van a escribir ellos va a ser una fiesta clandestina y uno que se escapó en un baúl” advirtió como síntesis opositora de la pandemia. A eso, contrapuso los rasgos solidarios de “un pueblo de la provincia que tiene que afirmarse en cómo los bonaerenses pensaron en los demás, en el otro” remarcó.
Desde allí, trazó un punto bisagra entre la antesala macrista y la pos-pandemia. Recordó que la provincia “tal como la dejó el macrismo no tenía ninguna oportunidad de dar respuesta” y afirmó que se encontraron con un sistema de salud “detonado”.
“Tenía todos los números para ser un desastre y terminamos con la vacuna libre y federal” planteó. En el plano económico, enumeró las emergencias que debió declarar la Legislatura ni bien llegó a la Gobernación. “Estaba todo en emergencia. Hubo macrismo” sintetizó.
El problema del ingreso y el “blanqueo” de las ideas de la derecha
En un segundo tramo de su charla, Axel Kicillof intentó retomar los pilares del proyecto político que llevó al Frente de Todos al poder en 2019.
A modo de diagnóstico, destacó el repunte de la economía pero cuestionó no haber resuelto la problemática de la distribución de los ingresos.
La economía creció fuerte. Se recuperó de la pandemia y parte de lo que se llevaron Macri y Vidal pero hay algo dramático. Unos creen en la teoría del derrame por enésima vez se vio que es una estafa
Mencionó que hubo una mejora en el empleo y la producción “pero no se distribuye”. Ante un escenario económico favorable a nivel internacional, aseguró: “Nuestra tarea, no solo de la dirigencia sino la del pueblo, es ir por la fase de la inclusión y la distribución”.
Pidió apostar por la recuperación de salarios y avanzar contra los abusos de los precios. “Ahí está la clave y obviamente es difícil” se sinceró.
Como contracara y ante los problemas que afectan a los sectores más vulnerables y la clase media, consideró que la derecha optó por no ocultar su programa político y mostrarlo sin eufemismos.
“Antes no se animaban a decirlo y ahora sí dicen somos de derecha. Lo dicen con entusiasmo como el que se libera de una mordaza. Piensan que el malestar económico y la situación confusa en lo político, es caldo de cultivo para que puedan decir lo que piensan” comparó respecto a la estrategia electoral de Juntos en 2015.
“Hoy el programa de la derecha está puesto en la tela. Está dicho” aseguró Axel Kicillof y recordó los dichos de Mauricio Macri o Patricia Bullrich. “Hablaron de convertir PyMES en oficinas, tarifas en dólares, reforma laboral, jubilatoria, privatizar o de la reforma fiscal que tanto les gusta porque es bajarse los impuestos a ellos mismos. Macri dijo que va a cerrar aerolíneas y hacer rutas y trenes. El mata trenes y mata ruta dijo que va a hacer trenes" ironizó.
Pese al sinceramiento de los sectores de derecha, Kicillof opinó que van a "volver a medir" en el tramo final de su campaña "porque hay sectores no politizados pero conscientes" (del impacto de esas políticas).
“La disyuntiva es si la provincia quiere a la derecha o a los derechos”
A partir de ese escenario trazado, Axel Kicillof arengó a la militancia a encarar una campaña electoral con todas las cartas sobre la mesa.
“Hay una militancia distinta para hacer. Hoy están diciendo el proyecto que van a hacer. Más allá de las dificultades estamos en condiciones distintas de dar la discusión” remarcó el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Al tiempo que se alejó de los discursos libertarios que aprovechan el descontento para ponderar el individualismo y la antipolítica, opinó que la única salida es con mayor protagonismo del Estado.
Nunca los vi peleándose con un banquero, un dueño de diarios, los monopolios o los dueños de un supermercado
“Cuando se trata de tocar intereses hay que ser guapo, rebeldes y eso lo demostró Cristina” dijo, en una clara diferenciación con los sectores más dialoguistas del gobierno nacional: “Hay una fantasía de que todo se arregla dialogando. Creo en el diálogo pero también hay una cuestión de intereses. Por eso en los años de Cristina y Néstor hubo confrontación” explicó.
En esa dirección, Axel Kicillof opinó que “la distribución requiere del estado y dar discusiones, peleas, enfrentamientos. Creo en el diálogo pero en el momento que no estamos de acuerdo se vota y si te votan para que hagas algo hay que ir” lanzó. “La disyuntiva es si la provincia quiere a la derecha o a los derechos” sintetizó.
Como arenga final, vociferó ante un público eufórico: “Esto se transforma desde abajo con militancia. Tenemos una conducción que es la de Cristina. A tiempos difíciles más militancia” cerró.