El 19 de diciembre de 1997, James Cameron estrenó Titanic, una obra maestra que, a lo largo de 27 años, ha dejado una huella imborrable en el cine.

Aunque hoy todos asociamos a Leonardo DiCaprio con Jack y Kate Winslet con Rose, su elección para estos roles estuvo lejos de ser un camino fácil. Ambos actores compitieron contra grandes nombres como Brad Pitt y Madonna, pero fue su persistencia y química la que finalmente convenció a Cameron.

Las historias detrás del rodaje son casi tan épicas como la película misma. Para evitar filtraciones, el proyecto se manejó bajo el título "Planet Ice". Además, en uno de los momentos más surrealistas, 80 miembros del equipo fueron hospitalizados debido a la ingestión de fenciclidina, una droga alucinógena, durante la última noche de filmación.

Una de las escenas más icónicas, donde Jack le enseña a Rose a escupir como un hombre, fue completamente improvisada por DiCaprio, quien disfrutó de una libertad creativa que enriqueció la película. Incluso el famoso escupitajo de Rose a Cal fue idea de Kate Winslet, buscando un gesto más visceral para su personaje.

El legado de Titanic no solo reside en su éxito, sino en las casualidades y decisiones creativas que, junto con la obsesión de Cameron por la autenticidad, lograron transformar una historia de amor en un fenómeno cultural.