VTV en Argentina: ¿Mito de seguridad o excusa para recaudar?
La Verificación Técnica Vehicular (VTV) es un requisito obligatorio en Argentina, promovido como una medida para asegurar la seguridad vial. Sin embargo, esta inspección anual suscita cada vez más dudas y críticas: ¿es verdaderamente efectiva o una simple herramienta recaudadora? A pesar de su intención de garantizar que los vehículos en circulación estén en condiciones adecuadas, su aplicación y los procedimientos que la acompañan dejan mucho que desear en cuanto a uniformidad y claridad.
La VTV se plantea como un control del estado mecánico de los automóviles, con variaciones en su exigencia según la jurisdicción. En algunas provincias, un automóvil debe realizar la VTV después de dos años de uso, mientras que en otras, el límite se extiende a cuatro. Esta falta de coherencia refleja la indefinición que existe en torno a su verdadera finalidad: si es para seguridad, ¿por qué no hay criterios uniformes a nivel nacional? Y más aún, ¿por qué se han reducido de manera significativa los puntos de control, pasando de más de 120 a tan solo 20 en muchos casos? Parece difícil creer que esta reducción se deba a una mejora en la seguridad vial.
Para quienes deben realizar el trámite, el proceso no es precisamente sencillo. La reserva de turno se realiza a través del sitio web de cada jurisdicción y requiere seleccionar fecha, horario y lugar de inspección, además de realizar el pago previamente. Los preparativos para la VTV incluyen verificar que todas las luces, cinturones, limpiaparabrisas, bocina y kit de emergencia estén en óptimas condiciones. Aunque estos pasos puedan parecer lógicos, muchas veces se convierte en un calvario para los usuarios por la falta de claridad en los requisitos y la amenaza de ser rechazados por mínimos desperfectos.
La revisión incluye controles de luces, gases de escape, frenos y suspensiones, pero también pruebas que generan cierta incomodidad a los conductores, como la prueba de suspensiones y frenos en rodillos. Al final del procedimiento, el resultado puede ser “Apto”, “Condicional” o “Rechazado”. Si el vehículo no pasa la inspección, se le otorga un plazo de 60 días para corregir los desperfectos. Sin embargo, la penalización y la complejidad del proceso hacen que muchos vean este procedimiento como una sanción más que como un verdadero esfuerzo por mejorar la seguridad vial.
Circular sin la VTV al día representa una complicación de tránsito, con multas que, en muchos casos, no se traducen en mejoras reales de infraestructura o seguridad vial. A pesar de que el fin declarado de la VTV es mejorar las condiciones de los vehículos y, por ende, reducir los accidentes, el sistema parece más centrado en recaudar a gastos de los conductores.
En definitiva, la VTV podría tener un mayor impacto positivo si su enfoque fuera más claro y si los recursos recaudados se destinarán efectivamente a mejorar las vías y la seguridad vial en Argentina. Mientras tanto, los ciudadanos continúan cumpliendo con el trámite, entre la resignación y la crítica de que la VTV, más que una herramienta de seguridad, parece una fuente de ingresos para el Estado.