El amaranto, un grano originario de América, está resurgiendo como uno de los alimentos más nutritivos y versátiles del mundo. Con una historia que se remonta a miles de años, este pseudocereal ha sido apreciado por civilizaciones antiguas por sus propiedades nutricionales y su papel en rituales religiosos.
El amaranto es una verdadera potencia nutricional. Es una excelente fuente de proteínas vegetales, superando a muchos otros granos. Además, es rico en minerales como calcio, hierro y zinc, esenciales para la salud ósea, la producción de glóbulos rojos y el sistema inmunológico, respectivamente. Su contenido en fibra favorece la digestión y ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre.
Una de las mayores ventajas del amaranto es que es naturalmente libre de gluten. Esto lo convierte en una opción ideal para personas con celiaquía o sensibilidad al gluten, que buscan alternativas saludables y nutritivas al trigo.
El amaranto es muy versátil en la cocina. Se puede consumir en diversas preparaciones, tanto dulces como saladas. Puedes añadirlo a tus cereales, ensaladas, sopas o incluso utilizarlo para hacer pan y galletas. Su sabor ligeramente nuez lo convierte en un ingrediente muy versátil.