Se trata de un mundo virtual en el que los usuarios se podrán conectar con varios dispositivos, sobre todo a través de unas gafas de realidad virtual, que permitirá interactuar con otras personas. En pocas palabras, será un universo paralelo, una realidad alternativa donde se podrán realizar las mismas cosas que se hacen en la vida real y física.
p>La idea es que sea tal la experiencia inmersiva, que haya total libertad de creación. Incluso que se puedan crear negocios, lugares de trabajo y relaciones sociales. En este sentido, hay grandes dudas al respecto, pues hay quienes se preguntan qué regulaciones habrá y quién tendrá el control de estas: los estados o las compañías tecnológicas que hay detrás.En el mundo del entretenimiento ya se vio cómo varias plataformas han puesto especial énfasis en aspectos como la protección de los datos de los usuarios. Ejemplo de ello son la encriptación de las transacciones económicas de PokerStars Casino, el control de varios dispositivos en una misma cuenta con Netflix o la participación debidamente monitorizada en la comunidad de Steam. Ahora cabe ver si los avances en este sentido se mantendrán en el campo virtual en un futuro o si escaparán del marco regulatorio.
Una de las características del metaverso es que cualquier avatar, personaje en este universo creado, debe tener detrás una persona real, debidamente registrada con usuario y contraseña. Así pues, siempre habrá un nombre real que responda a las acciones que se realicen en el metaverso como pueden ser las diferentes transacciones.
Aunque hay varias asociaciones que defienden que este mundo virtual se regirá por un derecho aparte, la realidad es que estas actividades se enmarcarán en los países en los que se produzcan. Esto ya se ve en el campo de las criptomonedas o de la tecnología de blockchain, en que cada Estado regula a su manera las ganancias e inversiones en este nuevo modelo de negocio.
Hoy en día no hay una realidad alternativa creada que atraiga a los usuarios, pero ya ha empezado la especulación. Hay compañías que ya están vendiendo parcelas en plataformas de metaverso por millones de dólares para luego hacer negocio con la llegada de nuevos usuarios. La operación más cuantiosa ha sido de 913.228 dólares. Todas estas operaciones, tarde o temprano, deberán declararse ante los organismos correspondientes.
Todavía no se sabe cómo se tratarán otros asuntos, no económicos, pero sí legislativos, que pueden producirse en las relaciones sociales. Se debe hacer hincapié en la protección de datos personales, los ciberdelitos, los contratos laborales, la propiedad intelectual y el respecto a los derechos fundamentales. ¿En todos los metaversos se respetará la ley? ¿Ante quién responderán los infractores? Dudas que, de momento, no tienen respuesta alguna.
Todo hace prever que, como hacen otros sectores como las redes sociales, se pueden imponer sanciones a los usuarios. A pesar de ellas, hay ocasiones en que estas acciones sancionables sobrepasan el marco normativo de la aplicación y tienen su castigo fuera del mundo de internet. Véase las sentencias judiciales por la protección de datos en cuanto a las compañías o por acoso o difamaciones entre los usuarios.
El metaverso está siendo impulsado por compañías como Facebook, Google y Microsoft; tres de los gigantes estadounidenses. Por ese motivo, es interesante ver cómo está actuando el país americano en cuanto a la regulación de las actividades realizadas puramente en la red. La ley americana dota de responsabilidad total a las empresas del trato de los datos de los usuarios y también de lo que estos publiquen en sus perfiles, exponiéndose así a posibles sanciones.
En cuanto a las criptomonedas, en 2022 serán las entidades bancarias y sus organismos reguladores los responsables de toda esta actividad: la Oficina del Controlador de la Moneda y la Reserva Federal. Deberá ser declarada toda operación y responder a las normas de las compañías bancarias, estas sometidas a las estatales. Dos modificaciones de ley jóvenes que pueden poner las bases del juego del metaverso. Fuentes: lamovidaplatense.com y realpolitik.com.ar