Desde Carlos Tejedor, una coqueta ciudad ubicada en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, Sergio Borrego describió el día a día del pequeño y mediano productor ganadero en Argentina. Esta actividad, como muchas otras más de las que desarrollan procesos productivos en el país, se ve afectada por la falta de financiamiento y la excesiva carga impositiva.
En diálogo con Ser Industria Radio, explicó que la suba del precio del maíz, llevó a que se cambie la forma de alimentar el ganado y esto deriva en que el crecimiento del animal demore más tiempo. Como consecuencia de ello, se registra una baja de oferta en el mercado.
Además, Borrego contó que los pequeños productores trabajan cotidianamente para sobrevivir, pero que cada vez son más los que bajan los brazos y deciden vender sus campos superados por las dificultades económicas y las presiones del Estado.
Ese es un tema álgido, porque hasta hace dos años el pequeño o mediano productor, que es aquel que tiene entre 10 y 300 hectáreas, criaba muchos animales a feedlot pero hoy eso no es posible…
¿Por qué?
Porque el costo del maíz, que es un commoditie, cotiza a precio internacional. El animal encerrado en corral come de 10 a 12 kilos diarios de maíz. Si contabilizamos ese alimento, nos da $250 por día por animal y si se quiere criar un buen animal hay que darle fibra, que se le tiene que poner el rollo de alfalfa para dotarlo de fibrosidad. A eso le tenemos que sumar la vacunación, trabajo hombre, el agua que debe ser analizada sanitariamente y demás. No es rentable. Un animal salía en tres meses y medio. Hoy como se cría a pasto, camina mucho y tarda 9 meses. Ese es un poco el motivo que explica que baje la cantidad de carne en el mercado.
¿Este animal que se cría a campo también consume maíz?
No, come pasto. Lo que pasa es que al caminar el animal es mucho más fibroso y cuesta mucho llevarlo nueve meses aproximadamente de ternero. Cuando hablo de ternero o novillo serían de 180 kilos. No es lo mismo un animal engordado a feedlot que engorda 1,250 kilos por día, que otro criado a campo, que engorda aproximadamente de 550 a 650 gramos por día. La verdad es que somos un sector tristemente castigado.
Más allá del costo de alimentación y sanitario. ¿Qué abona el dueño del animal desde que comienza a criarlo hasta que lo vende?
El proceso se inicia con la madre, que tiene un periodo de gestación de nueve meses. A eso hay que sumarle dos años y algo más para llevarlo a la venta. O sea, se mantiene al animal tres años para ponerlo en el mercado. En esos años hay que costear el costo de guía municipal, SENASA, que es sanidad, todos los años.
Inclusive ahora, el 15 de diciembre, vence el plazo para la vacunación aftosa y también hay que sumar el transporte. Además, a nosotros nos cobran el 10,5% de IVA, más ingresos brutos y ganancias, entre otras cosas. El gobierno se lleva aproximadamente el 52% del costo del animal, somos el empleado tonto del Estado.
Un gran productor puede llenar un camión jaula. ¿Cómo hacen el pequeño y mediano productor?
En una jaula entran 35 animales, generalmente. Hoy cambió, particularmente porque el frigorífico prioriza a sus grandes clientes y les compra a ellos. Nosotros nos tenemos que unir entre productores y vamos sumando animales hasta llenar la jaula.
Es muy difícil, sobre todo porque hoy no se está comercializando carne, cuesta mucho insertarla en los frigoríficos porque las carnicerías están vendiendo poco. Acá no es un problema del costo del animal. El problema es el sueldo y la inflación.
La inflación consume salario y mucha gente ni siquiera tiene un sueldo. ¿Ustedes fijan el precio de la carne?
Nosotros en realidad no fijamos el precio. Hay un elemento histórico y muy efectivo que es el mercado de Liniers, que es el que fija los precios de acuerdo a la oferta y la demanda. Hoy un kilo de animal en pie está aproximadamente en $252. Pero por ejemplo nos castigan por la exportación a China. Pero el animal que se come en China es muy distinto al que come el argentino.
A China se manda ya el animal o la vaquillona que está pasada en peso y no puede procrear, porque los chinos hierven la carne tres o cuatro horas. ¿Qué argentino hace eso y come con palillos? Aparte están los otros riesgos. Uno siembra, con el clima que está ahora y muchas veces llueve de golpe, plancha la tierra, hay que resembrar. Una bolsa de alfalfa para sembrar vale $30 mil porque cotiza en dólares.
¿Ese riesgo climático influye también en el ganado?
Si, en muchos casos. En el pelaje del animal, el estrés, en el agua. Si hay sequía, por ejemplo, en el noroeste bonaerense donde soy productor está el arsénico, de un día para otro se cae un animal y lo perdemos, pero nadie ve eso.
Los productores agropecuarios estamos muy enojados, porque nadie ve nuestro esfuerzo y nos echan siempre la culpa. Lo único que hacemos es trabajar. Con mi hija nos levantamos a las 3 de la mañana para ayudar a la vaquillona a tener bien la cría. Es un trabajo de mucho sacrificio, no tiene horario.
¿El kilo en Liniers está $252 y A ustedes cuánto les pagan el kilo?
A nosotros nos pagan de acuerdo al precio de Liniers, un poco menos. Porque este es un negocio abierto, es la negociación y la necesidad que hay de cada frigorífico o comisionista de hacienda. Pero ahí nosotros tenemos la guía de embarque que le pagamos al municipio. Tenemos que pagar a SENASA para el control de esos animales, para ver si tienen toda la vacunación al día y de ahí tenemos que ir al contador.
p>Para sembrar una hectárea de alfalfa para consumo animal, necesitas:
15 kilos por hectárea a un valor de 20.000 pesos, 2 vueltas de disco de arado por hectárea a un valor de 3.600 pesos la vuelta mas el sembrado que son otros 3.600 por hectárea. A eso habría que agregarle 2 litros de glifosato por hectárea que tiene un valor de 2.400 pesos y la fumigadora a 600 pesos, todo por hectárea. Esperar 5 meses para ver las ganancias de todo ese dinero que invertiste, sin contar impuestos y/o ingenieros Agrónomos.
¿Qué porcentaje les queda para reinvertir?
La verdad que no se puede calcular porque el campo es muy inestable, mañana llueve 100 milímetros y el animal se estresa. Pasado mañana viene agua con arsénico y se nos caen. El campo es muy incierto.
Hay informaciones que indican que muchos productores han bajado o piensan bajar los brazos. ¿Lo percibís?
Muchos productores están vendiendo los campos porque no tienen rentabilidad, otros aguantamos para ver si cambia, pero el problema acá está en que no hay consumo de carne. Es muy difícil, hay que tener mucha “espalda” para aguantar. La situación del país está mal, hay muchos productores chicos que están vendiendo quintas a precios irrisorios. Otros tratamos de subsistir.
¿Qué medidas debería tomar el gobierno para revertir esta situación?
Hoy resulta imposible que un productor por sí solo genere más animales, está decayendo la cantidad en Argentina. Habría que hacer dos cosas. Dar créditos productivos, pero no al costo financiero total que es del 47%, eso no es para nada productivo. La otra es un poco de desahogo en cuanto a lo impositivo. Las cuestiones sanitarias no se discuten, el animal tiene que tener su sanidad, pero todo lo impositivo nos pone trabas por todos lados. No podemos subsistir así, no se pueden quedar con el 52% del costo de un animal, es muy descabellado lo que están haciendo. El campo, que es el motor argentino, no va a salir nunca adelante.
¿Hay superposición de tasas de impuestos entre municipios, provincias y estado nacional?
Exactamente. El productor tiene que pagar la guía de embarque para que el animal suba al animal al camión y se transporte. Es ilógico, estoy entregando un papel donde firmo, me hago responsable y me cobran por eso. Es un sistema totalmente recaudatorio, no hay que olvidarse que en Argentina tenemos algo así como 166 impuestos y últimamente pusieron tres o cuatro más. La verdad es que cuesta mucho producir en nuestro país, es hasta insano. Fuentes: lamovidaplatense.com y serindustria.com.ar