Buen compañero y generoso, con rasgos similares a los de su hijo, eso es un poco de lo que era Néstor Bru, padre de Miguel, el estudiante de Periodismo secuestrado y desaparecido por la policía de la comisaría Novena de La Plata en el año 1993. Este hombre que se la pasó muchísimos años buscándolo, hoy descansa en paz sin haber podido lograr su cometido, que ahora está en manos de miles de militantes.

Ahora, las cenizas de Néstor se encuentran en la laguna Las Encadenadas, ubicada en la localidad bonaerense de Pigüe, donde el pasado lunes su familia esparció sus restos. El acto en la ciudad de donde es oriunda la familia Bru, fue organizado por familiares, amigos la Asociación "Miguel Bru" y la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

"Es un dolor muy fuerte venir a despedirlo pero sabemos que este es el deseo que él tenía y se nos cruza con el dolor de que se haya ido sin haber encontrado a Miguel", dijo Alberto Mendoza, compañero y amigo de Miguel Brú y docente de la Facultad de Periodismo de La Plata. "Nosotros tomamos ese compromiso de seguir en esa búsqueda y acá prometerle que lo vamos a encontrar. Desearle un feliz viaje y que vuele alto", añadió.

El dolor de la familia Bru

3 de enero fue la fecha de su muerte, cuando a causa de una grave enfermedad tuvo sus últimos segundos de vida en el hospital San Juan de Dios de La Plata, donde estuvo internado varios días antes, acompañado por su gran sostén, Rosa Ester Schonfeld y su hija.

Al momento de dar su palabra, Rosa se expresó muy emocionada: “No me salen más que palabras de agradecimiento. Sabemos cuánto amaba este lugar. Más de una vez mis hijos han visto que nos peleábamos porque nos daba mucha rabia de que él quisiera venir acá y nada más; pero era lo que Néstor amaba. Pocos días antes (de su fallecimiento) me dijo 'Yo quiero que a mi velorio vaya mucha gente e ir a la laguna' . Acá estás Néstor”, concluyó Rosa muy conmovida.

Perder a un hijo en democracia y buscarlo eternamente

Néstor Bru perdió a su hijo un 17 de agosto de 1993 cuando fue secuestrado cerca de la localidad de Bavio, en el partido de La Plata, tras haber denunciado a efectivos de la comisaría novena por haber realizado un allanamiento ilegal en su casa.

En aquel entonces comenzaron a llegarle amenazas y fue hostigado para que la retire, pero fiel a sus principio siguió luchando y terminó desaparecido días después. Las declaraciones de varios detenidos y las pericias en el libro de guardia permitieron comprobar que fue ingresado en esa seccional entre las 19 y las 20 horas, donde fue visto por última vez mientras era torturado.

A partir de allí, Néstor Bru junto a su fiel compañera emprendieron la búsqueda eterna de su hijo, al lado de miles de militantes que acompañaron y acompañarán siempre su lucha codo a codo.

En 1999, tras años de lucha, en un juicio oral y público fueron condenados a prisión perpetua al exsubcomisario Walter Abrigo, quien murió en la cárcel; y el sargento Justo López, por el homicidio y desaparición; mientras que por encubrimiento fueron sentenciados el excomisario Domingo Ojeda y el exoficial Ramón Ceressetto.

En 28 años ya se realizaron más de 39 rastrillajes de búsqueda. Actualmente, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires ofrece una recompensa de hasta un millón y medio de pesos a quien aporte un dato que permita encontrar su cuerpo. Mientras tanto, Néstor continúa su búsqueda un poco más lejos pero enviándole todas sus fuerzas a Rosa y el resto de quienes los acompañaron siempre en esta búsqueda.