Rafael Mariano Grossi es argentino, tiene 61 años, es Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que depende de la Organización Mundial de la Salud, su mamá es oriunda de La Plata y es fanático de Estudiantes, por lo que incluso tiene en su oficina una camiseta enmarcada del León. Hoy, sin embargo, pesa sobre él una enorme carga: la de mediar entre Rusia y Ucrania en medio de la guerra para evitar una catástrofe nuclear el los territorios en conflicto, donde se encuentran la planta nuclear más grande de Europa y los restos de la devastada Chernobyl, donde se produjo el accidente nuclear más grande en la historia del planeta.
El diplomático, que lleva más de 35 años en el rubro de la no proliferación y desarme nuclear, se ofreció él mismo para ser mediador entre las partes en guerra, cuando en el conflicto bélico se introdujo la amenaza nuclear. Su experiencia en el área avala su participación en un momento crítico para todo el mundo.
"Esta situación es de una operatividad normal, pero de mucho estrés. Quiere decir que estamos caminando muy cerca del precipicio. Es por eso que estamos en constante contacto con ambas partes. Aún así estamos viviendo una situación inédita en la historia y estamos tratando de mantener la situación estable sobre la cuerda floja", dijo a el experto al diario La Nación, sobre su rol y la situación que se vive en la zona de conflicto.
La guerra, según detalló, "tiene lugar en un terreno de operaciones donde tenemos 15 reactores nucleares, muchos de ellos en operación". "Ucrania depende completamente para su funcionamiento económico de la energía nuclear. A ello se suman los riesgos atinentes a la posibilidad de un accidente si hubiese un ataque directo a alguna de estas plantas. En tanto que de acuerdo a la urgencia, es la más urgente que he debido enfrentar en mis dos años de gestión", explicó el especialista.
A pesar de los enfrentamientos, Grossi descartó un accidente de las dimensiones de Chernobyl a raíz de los ataques rusos: "Debería haber un ataque deliberado, masivo y con medios de una gran potencia para poder llegar a la eventualidad de afectar el núcleo de un reactor y que de esa manera existiera liberación de radiación en la atmósfera. Esto me parece bastante poco probable", sentenció.
El experto negó la posibilidad de un conflicto nuclear y sostuvo que una guerra de ese tipo es "inverosímil" porque se trata de un tema "absolutamente político". "Espero y ruego que ello no suceda. Sin embargo los riesgos existen y es por eso que yo me he ofrecido a ir personalmente a tratar de lograr un acuerdo marco de respeto de los pilares básicos de la seguridad de las plantas nucleares", cerró sin embargo.
Grossi fue fue nombrado Embajador de la Argentina ante Austria y Representante de la Argentina ante el OIEA y otras Organizaciones Internacionales con sede en Viena en 2013 y además ejerció de Presidente Designado de la Conferencia de las Partes de 2020 encargada del Examen del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Entre 2014 y 2016 fue Presidente del Grupo de Suministradores Nucleares, siendo la primera persona en ocupar dicho puesto durante dos mandatos consecutivos, sumado a otros puestos importantes relacionados al ámbito nuclear.
Su vasto currículum lo califica como una de las personas más aptas para intervenir ante la dramática situación que se vive en Ucrania y hoy está viviendo una de las misiones más importantes de su carrera, que podría evitar una catástrofe mundial. Fuente: 0221.com.ar