“Mi nombre es Lorena Blasetti; soy hija de Juan Carlos Blasetti, alias “Cacho”, detenido desaparecido, trabajador del ARS y militante de la FAP”, dijo la mujer de enormes y bellísimos ojos verdes, para iniciar la charla.
p>Lorena es referente de los derechos humanos en ATE Ensenada, el gremio que nuclea a los trabajadores del ARS. “Mi papá desapareció el 10 de septiembre de 1976. Entraron a mi casa a altas horas de la noche, le dijeron a mi papá que salga a la calle, lo encapucharon y lo subieron a un camión. Mi mamá salió detrás y les preguntó dónde se lo llevan”, señaló con la mirada perdida en un pasado que nunca encontrará en su memoria, ya que ese día tenía apenas dos años.
“Los militares secuestradores le dijeron a mi madre: ´Señora, métase adentro que solo le vamos hacer unas preguntitas y se lo devolvemos´. Hasta el día de hoy no supimos más nada de él. Una vecina nos comentó que siguió el operativo y que los dejó de ver cuando entraron en Prefectura. Así que creemos que estuvo en el BIM 3 de 122 y 52 (donde hoy funciona la Facultad de Psicología), porque ahí operaba la Marina”, aseguró Lorena.
“Yo me enteré de lo que le había pasado a mi papá más o menos a los 13 años, ya que al momento de desaparecer yo tan solo tenía 24 meses. A mi mamá le costaba mucho dialogar sobre lo que pasó; y también trataba de no hablar de mi papá”, expresó Blasetti en el momento más emocionante de la nota.
“Al principio, creo que a todos nos costó decirlo, ya que socialmente éramos discriminados: ´no te juntes con la hija de un terrorista, seguro algo habrá hecho´, les decían a sus hijos. Así lograron callarnos, pero no a las madres; ellas tuvieron los suficientes ovarios para comenzar esta lucha, y cuando ya no obtuvieron respuestas de sus hijos, siguieron con los nietos”, señaló.
Con respecto a las madres y abuelas de los desaparecidos, que jugaron un rol fundamental y muy elogiable, Lorena dijo que “nos cabe la responsabilidad de estar a la altura de la historia, y eso lo logramos practicando la memoria y llamando a las cosas por sus nombres”. Y continuó: “Debemos hacer un gran trabajo cultural. Debemos defender a nuestras madres y abuelas, que llevan 46 años luchando. Debemos enseñar a respetar su dolor y su enorme trabajo”.
Para finalizar, la hija de Cacho, aquel trabajador del Astillero con el que ni siquiera tiene fotos porque “eramos pobres, no teníamos dinero para sacarnos fotos, que en aquella época eran muy caras”, aseguró que “también los hijos y los nietos debemos ser respetados, pues fuimos despojados de nuestros derechos de crecer con nuestras madres, padres, familias enteras, así como del derecho a la identidad”. Fuente: noticiasensenada.info