El papa Francisco ordenó recortar los sueldos de los cardenales y sacerdotes por la agravación de la crisis económica en el Vaticano consecuencia del coronavirus, informó éste miércoles la oficina de prensa de la Santa Sede.
En una carta apostólica, llamada Motu Proprio, el Papa anuncia que a partir del 1 de abril se recortará un 10 por ciento el salario de los purpurados, un 8 por ciento el de los jefes y secretarios de dicasterios (ministerios) y un 3 por ciento el de los clérigos y religiosos.
“Un futuro económicamente sostenible requiere hoy, entre otras decisiones, la adopción de medidas relativas a los salarios del personal”, escribió el papa argentino en el documento con el que anuncia el recorte proporcional y de forma indefinida de los sueldos en el Vaticano.
Se trata de “tomar medidas para la contención de gastos para el personal de la Santa Sede, la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y otros organismos relacionados”, indicó.
El Papa explica que, “a raíz de la emergencia sanitaria provocada por la propagación del COVID-19, que afectó negativamente a todas las fuentes de ingresos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”, tomó la decisión de reducir los sueldos para, sobre todo, garantizar todos los puestos de trabajo.
El pontífice, que quiere evitar despidos, considera que hay que contener los gastos y por eso decidió intervenir “según criterios de proporcionalidad y progresividad” con ajustes que afectan especialmente a los clérigos, religiosos y a los niveles de remuneraciones más altos.
También en el período comprendido entre el 1 de abril de 2021 y el 31 de marzo de 2023 se suspende el devengo de los incrementos de antigüedad de dos años, excepto para los empleados laicos desde el primer al tercer nivel del escalafón, es decir, los sueldos más bajos.
Estas disposiciones además de a todos los trabajadores de la Curia, del Governatorato (el Gobierno de la Ciudad del Vaticano) y de otros entes relacionados, se aplican también al Vicariato de Roma, a las Basílicas papales de San Pedro en el Vaticano, de San Juan de Letrán y de Santa María la Mayor, así como a la Fábrica de San Pedro y a la basílica de San Pablo de Extramuros. En total, el Vaticano emplea a casi 5.000 personas.
La decisión fue tomada por el “déficit que desde hace varios años marca la gestión económica de la Santa Sede” y sobre todo por la situación generada por la pandemia, “que ha afectado negativamente a todas las fuentes de ingresos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano”, explicó el pontífice en el documento.
Las cuentas del Vaticano están en rojo por la caída de las donaciones, la pérdida neta de ingresos de los Museos Vaticanos y las rebajas que tuvo que aplicar en el 2020 a los alquileres de sus locales a empresas en crisis tras el año negro causado por la pandemia.
El prefecto de la Secretaría para la Economía, el ministro de las finanzas vaticanas, Juan Antonio Guerrero Alves, explicó recientemente que se implementó un importante plan de ajuste con una reducción total de gastos prevista del 8 por ciento y destacó que “la protección de los puestos de trabajo y los salarios ha sido una prioridad”.
Si en 2019 los ingresos fueron de 307 millones de euros, en este año habrá un 30 por ciento menos, 213 millones, apuntó, mientras aún se esperan los datos de 2020. Fuentes: Columnasdelaiglesia.info y agencianova.com