Villa Montoro es uno de los barrios más pobres de la ciudad capital de la provincia. Está ubicado en la zona sur del distrito, en la localidad de Villa Elvira, la más poblada del partido de La Plata. Allí viven miles de platenses en condiciones muy precarias, tanto en lo que respecta a sus viviendas como a los servicios que debería prestar el municipio.
Los reclamos de los vecinos son eternos e infinitos. Les falta todo y la inseguridad allí es alarmante. “Salís a la calle en pleno día, pasa una moto con dos pibes chorros y no te dejan ni la bolsa del pan”, manifestó una mujer que vive en la zona, durante la visita de Primera Página al lugar.
En una tarde calurosa, el móvil del diario llegó a pedido de los vecinos a la zona de 97 entre 117 y 119, para rescatar testimonios audiovisuales de lo que nos decían a través de las redes sociales. Al llegar al lugar, la realidad se muestra más más dura e impactante que lo que se puede ver en un video o en fotos.
Cuadras abandonadas por completo, pasto crecido por todos los espacios públicos que generan inseguridad y favorecen la presencia de víboras, roedores y mosquitos. Basura que nadie se lleva. Zanjas tapadas que se desbordan con dos gotas e inundan las viviendas con aguas servidas.
Falta de iluminación que transforma al barrio en una boca de lobo y potencia mucho más la terrible inseguridad que hace estragos de día, imagínense lo que es la noche. Salir a la calle en plena oscuridad, después de las 20, conlleva un riesgo lindante con la fatalidad.
Calles intransitables, llenas de pozos enormes y resbalosas, con las zanjas ahí nomás, lo que genera que los vehículos que se animen a transitarlas en días lluviosos estén condenados a quedar encajados. Por eso no entran los patrulleros, ni las ambulancias, ni los bomberos, ni los taxis o remises.
Los vecinos denuncian un abandono absoluto de las autoridades municipales. Creen que al no estar a la pasada hacia Grand Bell, el lujoso y elitista barrio privado donde vive el jefe comunal, jamás verán su cara ni la de sus funcionarios allí.
“Acá no viene Garro, ni el delegado municipal, ni los concejales, ni los medios de comunicación a los que el intendente les paga para esconder las realidades negras como la nuestra”, sentenció uno de los habitantes de la cuadra, indignado y abatido por una realidad que se agrava aún más con la llegada de la segunda ola de Covid, que en el barrio está haciendo estragos.