A fines del año 2020, un grupo de rescatistas de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, se topaban con un caso por demás extraño. En las calles de la gran ciudad, encontraban a un perro que padecía una grave enfermedad que le había provocado la caída de todo su pelo.
Al no tener la protección natural que el pelaje le brinda y estar a la intemperie durante varios meses, la enfermedad se había agravado y su piel había tomado la apariencia de una piedra. Dura, reseca e incluso escamosa con un color blanco, su cabeza y gran parte de su lomo se veía comprometida por esta afección.
“Se veía tan triste y en una condición tan deplorable que obviamente nos levantamos. No podíamos saber qué tipo de perro era pero sí que había estado sufriendo durante mucho tiempo”, precisó Randie Semel, voluntario del grupo Rescue Dogs Rock NYC en diálogo con medios locales.
Tras encontrarlo, rápidamente lo trasladaron a una veterinaria para que lo revisara y empezara el tratamiento correspondiente. Sumado al problema que tenía en la piel, presentaba un déficit de nutrición por lo que tuvo que permanecer varios días internado y con asistencia. Además, debido a su condición, había generado un temor y rechazo hacia humanos y otros perros.
“Le tenía miedo a todo lo que lo rodeaba, era muy tímido que hasta se alejó de otros perros. Parecía más una estatua que una criatura viviente”, indicó Randie. Desde entonces, con la ayuda de especialistas y rescatistas, Grinch se recuperó de sus heridas físicas y de a poco, de las psicológicas.
“Aprendió a confiar en las personas, su peló volvió a crecer y se empezó a sentir más seguro. Ahora es un perro juguetón que le encanta jugar a la pelota”, añadió Randie. “Todos los perros merecen una segunda oportunidad, sin importar lo difícil que sea el camino”, completó.