Recientemente, geólogos Uruguayos recomendaron elevar el riego sísmico para el Río de la Plata. Los antecedentes y la opinión de una experta de la UNLP.
p>Recientemente, geólogos Uruguayos publicaron un estudio que exhorta a diseñar construcciones que soporten eventos de una magnitud de 6 en la escala Richter en el Río de la Plata. Sin embargo, en la región el peligro de sismicidad es considerado “muy bajo”.
La doctora en Geofísica y ex jefa del Departamento de Sismología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Nora Sabbione, explicó: “El Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) con sede en San Juan tiene a su cargo por ley la confección del mapa de peligrosidad sísmica, teniendo en cuenta la sismicidad histórica de nuestro país con datos actualizados en forma permanente”.
“La peligrosidad de cada zona está relacionada con lo que ya pasó. Sin embargo, la historia registrada por instrumentos es muy corta porque tenemos datos desde principios del siglo XX, algo que sucede para todos los fenómenos naturales”, señaló.
Y agregó: “Por eso se suman otro tipo de estudios como la paliosimisidad que desarrollan los geólogos trabajando en trincheras viendo los vestigios de terremotos de magnitudes medias a altas que hayan dejado evidencia en distintos estratos”.
Sobre la historia sísmica de la región, Sabbione mencionó: “Nosotros tenemos registros de dos eventos en el Río de la Plata. Uno de ellos sucedió en 1888 y el otro en 1988. Además se han percibido varios temblores. Hace poco hubo un evento en la Provincia de Buenos Aires”.
El 5 de junio de 1888, la región sufrió un terremoto de una intensidad estimada en 5,5 grados de la escala de Richter. El fenómeno causó daños de importancia aunque no hubo registro de víctimas.
Su epicentro se ubicó 15 km al sur de Colonia del Sacramento y 41 km al este de Buenos Aires. El lecho del río comenzó a temblar desde los 30 km de profundidad. La ubicación en latitud y longitud fue 34º36’0" S y 57º 53’ 59" O. La duración fue estimada entre los 45 y los 58 segundos.
La crónica periodística señaló que el terremoto se sintió en Buenos Aires, La Plata y otras localidades ribereñas. Sin embargo, la peor parte se la llevó Uruguay.
Al otro día, el diario La Tribuna Popular de Montevideo publicó una nota que relataba: "El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra".
Según publicó el diario La Nación, en enero del 2018, el Observatorio Geofísico de Uruguay instaló el décimo sismógrafo para controlar los movimientos que produce “la falla del Río de la Plata”.
En esa nota, la directora del Observatorio Geofísico del Uruguay, Leda Sánchez, detalló: "En el último año tuvimos tres pequeños eventos que los sintió la población. No es que hayan sido los únicos registrados, sino que fue los que sintió la población”.
“Todo eso responde a una estructura geológica particular que queremos monitorear, además porque es donde tenemos la mayor concentración de población, por eso es fundamental tener bien cubierta toda esta zona. Donde hay más concentración los riesgos son mayores y la vulnerabilidad es mayor. El evento que se registró en 1888 fue de lo que sería un 5,5 de escala Richter, y si hoy se repitiera sería peligroso”, advirtió.
Y argumentó: “En aquel entonces la población era de 200 mil habitantes y hoy tenemos dos millones sólo entre Montevideo y Canelones. Tenemos construcciones viejas y se ha reducido el tamaño de las columnas de 26 cm a 14. Hay una serie de cosas que pueden ser peligrosas si se repitiese un evento de magnitud semejante".
Según la especialista otros sismos de relevancia en el Río de la Plata ocurrieron en 1971 y en 1988, este último en el borde de la plataforma continental, con epicentro 250 km al este de Punta del Este. Su magnitud fue de 5,2.
En noviembre de 2016, la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República de Uruguay, publicó un documento que señalaba: "El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectara ambas costas del Río de La Plata, produjera daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública".
Sabbione expresó: “Cada estudio debe sumarse a muchos otros como para cambiar la peligrosidad de una región en el mapa de sismicidad. Ese grado de peligrosidad va ligado a normas sismo resistente para construcción por lo que una modificación no es algo trivial”.
El mapa del INPRES considera a la provincia de Buenos Aires y todo el este Argentino como zona de peligrosidad sísmica “muy reducida”. En el otro extremo se encuentran una parte de San Juan y Mendoza.
“Las normas sismo resistentes están preparadas para nuestra peligrosidad. Si hay un evento muy grande, mayor a 5 y medio a 6 se sentirían pero no podría decir si colapsarían edificios porque no es mi especialidad, aunque quizás sufrirían daños”, apuntó la doctora en Geofísica.
En cuanto a las posibilidades de que en el Río de la Plata haya un nuevo terremoto como el de 1888, Sabbione sentenció: “Si ocurrió puede volver a ocurrir, ese es el concepto básico y por eso se apela a la historia para predecir el futuro”.
En cuanto a la capacidad de la ciencia de predecir terremotos, la experta de la UNLP señaló: “Se puede predecir un gran evento en una región en un largo plazo, pero no hay tanta certeza para predicciones cercanas. Hubo terremotos grandes con varios precursores que permitieron una predicción y otros de igual o mayor magnitud que no han tenido precursores y no pudieron ser predichos. Se ha avanzado mucho, cada vez se pone más instrumentación en las zonas sísmicas para encontrar precursores pero el problema es que no todos los terremotos tienen el mismo comportamiento”.
“Nuestra estación sismológica trabaja con datos de distintas regiones. Actualmente tenemos funcionando la estación sismológica de La Plata y tenemos una red de estaciones en Tierra del Fuego que depende de nuestra universidad. También tenemos en Trelew, aunque actualmente no está funcionando por problemas de vandalismo”, explicó Sabbione, quien condujo el departamento hasta su reciente jubilación.
“Mi idea siempre fue instrumentar la zona este de nuestro país, ya que la mayoría se concentran en la región sísmica ubicada al oeste. Pero lo que sucede que cuando uno quiere trabajar en localización de terremotos aplicando algunas metodologías, cuantas más estaciones tengas y más distribuidas en el espacio estén mejor van a ser las mediciones. En ese aspecto tiene sentido tener mediciones en zonas que no son tan sísmicas”, remarcó.
Y detalló: “Nosotros registramos tele sismos, terremotos alejados de nuestra región. Además podemos registrar terremotos de todo el planeta de magnitudes medias a altas. La contribución de la estación sismológica de La Plata a nivel internacional ha sido muy importante porque sistemáticamente quienes han intervenido en la interpretación de los sismogramas han hecho un trabajo muy concienzudo en la medición de las distintas ondas emitidas en cada evento. Había pocas estaciones que hicieran ese trabajo completo, algo que fue reconocido con excelentes calificaciones”. Fuentes: lamovidaplatense.com e infoblancosobrenegro.com
