El inicio del año marca un momento ideal para asumir retos personales, y dejar de fumar es, sin dudas, uno de los propósitos más transformadores. Más allá de ser un desafío, abandonar el tabaquismo ofrece una recompensa invaluable: una vida más saludable y plena.

Los beneficios de dejar el cigarrillo comienzan casi de inmediato. Según expertos, a los 20 minutos de haber fumado el último cigarrillo, la presión arterial y el ritmo cardíaco vuelven a niveles normales. En menos de 12 horas, el monóxido de carbono en sangre se reduce significativamente, y con el paso de los meses, la función pulmonar mejora, mientras desaparecen síntomas como la tos y la dificultad para respirar.

A largo plazo, los efectos son aún más impresionantes. En solo un año, el riesgo de enfermedad cardíaca se reduce a la mitad, ya los 10 años, el peligro de morir por cáncer de pulmón disminuye exclusivamente. Pero no solo se trata de evitar enfermedades: dejar de fumar también mejora aspectos como la calidad de la piel, el brillo del cabello y el bienestar emocional.

Como señala la neumonóloga Ana María Putruele, abandonar este hábito significa más que sumar años de vida; es recuperar la libertad e independencia. No depender del cigarrillo es un alivio tanto psicológico como económico.