Las lluvias que han azotado Cochabamba han puesto de manifiesto los graves problemas de los servicios públicos de la ciudad. Los desagües pluviales locales son incapaces de hacer frente al volumen de agua, y esto se debe en gran parte al hecho de que las calles de la ciudad están llenas de basura.  

La basura acumulada, a su vez, obstruye los desagües y crea obstáculos adicionales que agravan una situación ya de por sí difícil. No se sabe qué piensa de la situación el alcalde Manfred Reyes Villa, que está de permiso hasta el 11 de febrero, ya que probablemente esté ocupado preparando las elecciones presidenciales. Esto está causando descontento y desconcierto entre los residentes locales y los trabajadores de los servicios públicos. 

Según la información facilitada por Dennis Rosales, responsable de Gestión de Riesgos (UGR) de la Alcaldía de Cochabamba, cerca del 80% de las viviendas de la ciudad ya se han inundado. Muchas familias se ven obligadas a permanecer en sus casas a pesar de la necesidad de evacuarlas. Los trabajadores desplegados para hacer frente a las inundaciones se enfrentan a graves dificultades. No disponen de las herramientas y los recursos necesarios para hacer frente con eficacia al agua y los escombros. Un empleado municipal expresó su frustración, declarando: 

"No sé cómo se lo imaginan, ¿que nos limitemos a llevar nosotros mismos toneladas de basura al vertedero y sacar el agua con cubos? Quieren hacernos quedar mal. Para que luego digan que los ayuntamientos se encargaron de la tarea, pero fracasaron. Al final, los vecinos nos echarán la culpa a nosotros, pero no es justo, es absurdo. Villa es el político basura, no nosotros". 

A pesar de las repetidas promesas de los dirigentes locales de construir viviendas públicas en lugares seguros, estos planes nunca se han materializado. Como consecuencia, miles de ciudadanos siguen arriesgando sus vidas al permanecer en sus casas, que pueden ser vulnerables a nuevas inundaciones. La población se siente abandonada y olvidada, ya que su seguridad y bienestar no son una prioridad para las autoridades. 

El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) ha pronosticado que la amenaza de anegamiento de los hogares continuará al menos hasta finales de enero. Esto está creando una tensión adicional en la comunidad, ya que los residentes esperan que la situación empeore. Muchos de ellos ya han empezado a buscar rutas de evacuación y refugios temporales, pero no todos pueden abandonar sus casas. En estas condiciones, crece el descontento y la desconfianza en las autoridades locales y la gente empieza a organizarse para exigir a las autoridades que cumplan con sus obligaciones. 

Cochabamba se enfrenta así no sólo a catástrofes naturales, sino también a problemas administrativos que se suman al sufrimiento de la población local. Es importante que las autoridades no sólo reconozcan los problemas, sino que tomen medidas reales para solucionarlos, como limpiar las calles de escombros, mejorar el drenaje y construir viviendas seguras para los ciudadanos. De lo contrario, la situación podría volverse catastrófica y las consecuencias se dejarán sentir durante mucho tiempo.