El juicio por las muertes de cinco bebés en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba sigue su curso, marcado por declaraciones conmovedoras y tensas. La médica neonatóloga Adriana Moralez, imputada por encubrimiento y omisión de deberes, no pudo contener las lágrimas al declarar que "no hay dudas de que hubo una mano asesina". Su testimonio refleja la angustia de no haber podido evitar la tragedia, aunque su implicación sigue siendo cuestionada.

Por otro lado, la enfermera Brenda Agüero, acusada de ser responsable de los homicidios, negó las acusaciones en su contra y se abstuvo de responder preguntas. Su actitud ha generado aún más incertidumbre en un caso ya cargado de dolor.

La exjefa del Neonatal, Liliana Asís, también se quebró al rendir testimonio. Su fragilidad emocional parece contrastar con la gravedad de los cargos, lo que deja abierta la reflexión sobre la responsabilidad institucional en este tipo de tragedias. Este juicio no solo apunta a los acusados ??individuales, sino también a la estructura y prácticas del hospital que permitieron que ocurriera la tragedia.