La Niña llega con fuerza y ??golpea al sector agrícola.
La historia de La Niña, un fenómeno natural que marca el clima de gran parte del planeta, parece estar repitiendo los mismos patrones de incertidumbre que en otras ocasiones. A lo largo de diciembre, las condiciones del Pacífico tropical comenzaron a mostrar señales claras de su llegada.
La NOAA, agencia meteorológica de EE.UU., confirma que el fenómeno está plenamente activo y se espera que persista hasta principios de 2025, aunque las probabilidades de que se disipe hacia la neutralidad durante el otoño son altas. Sin embargo, las lluvias aún siguen ausentes, y los productores agrícolas empiezan a levantar la voz.
En Argentina, la situación es alarmante. A pesar de que el maíz de la región núcleo había comenzado la temporada con perspectivas optimistas, la falta de lluvias desde mediados de diciembre ha cambiado drásticamente el panorama.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, el 85% de la cosecha de maíz que se preveía excelente ahora se encuentra en condiciones mucho más complicadas. Lo mismo ocurre con la soja de primera, con un 19% en mal estado. La falta de agua ha dejado a los productores al borde de la desesperación.
El fenómeno de La Niña, que se caracteriza por temperaturas más frías de lo habitual en el Pacífico tropical, altera los patrones climáticos globales. En Argentina, eso se traduce en una marcada ausencia de precipitaciones en el este del país, mientras que el oeste recibe lluvias moderadas. Pero esas lluvias no son suficientes para aliviar la crisis agrícola, que amenaza con convertirse en una catástrofe si no se revierte en los próximos días. A esto se suman las altas temperaturas, que agravan aún más las condiciones de sequía.
Los pronósticos a corto plazo indican lluvias para las pampas en los próximos días, pero no son suficientes para calmar los ánimos de los productores, que ya empiezan a hablar de pérdidas millonarias. El impacto en las proyecciones de cosecha es grave: se estima que, de no mejorar las condiciones, se perderían al menos 5 millones de toneladas de soja.
Lo cierto es que, como suele ocurrir con estos fenómenos climáticos, nadie sabe con certeza cuánto durará La Niña. Aunque los modelos informáticos sugieren que este fenómeno será más débil de lo esperado, la incertidumbre sigue siendo la única constante. Y mientras tanto, los productores siguen esperando, entre quejas y expectativas, que la lluvia finalmente llegue para evitar una crisis aún mayor.