La Unión Cívica Radical (UCR) atraviesa momentos de tensión interna, desencadenados por el acto de respaldo al presidente Javier Milei organizado por los llamados "radicales con peluca".

Este grupo, cuyas ideas y acciones están alineadas con La Libertad Avanza (LLA), ha llevado al partido de Yrigoyen, Illia y Alfonsín a un punto de ebullición. Las posturas que promueven están en las antípodas de la doctrina radical, amenazando su esencia histórica.

Ante este panorama, la UCR avanza hacia un proceso de autodepuración, necesario para despejar dudas y reafirmar su identidad.

Desde diferentes puntos del país, dirigentes y agrupaciones radicales están en constante diálogo para consolidar un nuevo movimiento que rescate y potencie los valores del partido.

El horizonte es claro: relanzar una UCR comprometida con sus principios fundacionales y capaz de liderar una oposición firme, constructiva y democrática.

Luis "Changui" Cáceres, referente histórico del radicalismo santafesino, fue categórico en sus declaraciones sobre "Los pelucas" que "intentan desviar al partido de su esencia."

Cáceres subrayó la importancia de "asumir con claridad el rol opositor que el pueblo encomendó a la UCR, tras las elecciones de 2023".

"El mandato del pueblo fue que seamos oposición, no oficialistas. Por eso debemos fortalecer nuestras estructuras y trabajar en unidad con fuerzas afines a nuestro pensamiento, para evitar que una autocracia gane terreno", enfatizó.

Junto a figuras como Juan Manuel Casella y Federico Storani, Cáceres impulsa la realización de un nuevo "Congreso Autoconvocado", una instancia clave para delinear objetivos y estrategias que refuercen el rol del radicalismo como pilar democrático en Argentina.

En este contexto de transformación interna, resurgen con fuerza las palabras de Raúl Alfonsín, el prócer indiscutido del radicalismo contemporáneo:

"Nosotros venimos a afirmar que no creemos esto de que la sociedad se haya derechizado. La sociedad estuvo confundida y está cada vez más claro, pero si se hubiera derechizado, lo que tiene que hacer la Unión Cívica Radical, en todo caso, es prepararse para perder elecciones, pero nunca hacerse conservadora".

Esta reflexión se convierte en un faro para el presente de la UCR, recordando que el partido no debe abandonar sus principios, incluso frente a las adversidades.

En este proceso, el surgimiento de un neoalfonsinismo no solo es una respuesta al intento de infiltración de la derecha y ultra derecha, sino también una oportunidad para revitalizar al partido y hacerlo protagonista de la construcción de una Argentina democrática, plural y progresista.

Hoy, la UCR está llamada a demostrar que, a pesar de las divisiones internas y los desafíos del presente, puede volver a ser el gran partido que marcó la historia del país.

El camino es claro: unidad, doctrina y un compromiso inquebrantable con los valores republicanos.