La reciente recuperación de una adolescente canadiense de 13 años tras una grave infección por gripe aviar H5N1 ha puesto en el centro del debate los riesgos que representa este virus para la salud pública global. A pesar de superar una falla multiorgánica con tratamientos médicos avanzados, su caso subraya la vulnerabilidad ante posibles mutaciones más transmisibles del virus.

Expertos como la Dra. Jennifer Nuzzo ha anunciado sobre los cambios genéticos en variantes como la D1.1, que podrían aumentar la transmisión entre humanos. Aunque la mayoría de los casos en EE.UU. han sido leves, las cifras preocupan: 66 infecciones confirmadas este año y un 7% de trabajadores agrícolas con evidencia de contagio.

La comunidad médica insiste en que el riesgo de una transmisión sostenida de persona a persona podría desencadenar una crisis sanitaria global. Este caso debería ser un llamado atención de salud para fortalecer la vigilancia epidemiológica, desarrollar tratamientos efectivos y preparar sistemas de salud para escenarios más complejos.

El H5N1 no pierde el ritmo, y nosotros tampoco deberíamos. La prevención y la respuesta temprana son claves para evitar que esta amenaza se convierta en una nueva pandemia.