La receta electrónica llegó para quedarse: ¿estamos listos para el cambio?
La obligatoriedad de la receta electrónica marca un hito en el sistema sanitario argentino. Basada en la Ley 27.553 y reglamentada por el Decreto 345/2024, esta medida busca modernizar el acceso y la trazabilidad de los medicamentos. Ahora, los profesionales de la salud deben emitir recetas exclusivamente a través de plataformas digitales autorizadas por el ReNaPDiS.
La receta electrónica promete eficiencia al eliminar las versiones físicas, facilitar la accesibilidad desde cualquier punto del país y permitir que las farmacias dispensen medicamentos directamente desde la base digital. También refuerza la seguridad al garantizar que solo profesionales matriculados emitan prescripciones y al reducir errores de interpretación en las recetas.
Sin embargo, la medida enfrenta desafíos en regiones con poca conectividad o infraestructura limitada. Las excepciones previstas para zonas remotas o interrupciones del sistema digital demuestran que la implementación aún no es universal.
El uso de plataformas digitales integradas con el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA) promete transparencia en la trazabilidad de medicamentos, algo crucial para evitar irregularidades. Además, los pacientes ahora pueden retirar sus tratamientos solo con su DNI o credencial de obra social, simplificando procesos administrativos.
Aunque la digitalización es un paso necesario hacia un sistema de salud moderno, es imprescindible abordar las desigualdades tecnológicas que afectan a muchas provincias. Sin una inversión significativa en conectividad y capacitación, la receta electrónica corre el riesgo de profundizar las brechas existentes en lugar de cerrarlas.