A partir de enero de 2024, las tarifas de electricidad y gas tendrán un incremento moderado del 1,6% y 1,8%, respectivamente. Bajo la dirección de Luis Caputo, el Ministerio de Economía apuesta por este ajuste como parte de una estrategia integral para mantener la inflación dentro de un rango mensual del 2% y avanzar hacia la eliminación del cepo cambiario en 2025.

El enfoque del Gobierno parece razonable en el papel: aumentos controlados que permitan sostener el poder adquisitivo, mientras se reduce gradualmente la dependencia de los subsidios. Sin embargo, la verdadera prueba será mantener esta moderación en un contexto económico tan volátil como el argentino.

Actualmente, los subsidios benefician a 9,5 millones de usuarios, mayormente de ingresos bajos y medios. Pero el horizonte apunta a una reducción significativa de estas ayudas, con un esquema que dividirá a los consumidores en solo dos grupos a partir de 2025: quienes recibirán subsidios y quienes no.

Esta política busca reducir en más de 3.000 millones de dólares el gasto estatal en subsidios, una medida que, aunque necesaria para equilibrar las cuentas, genera incertidumbre en millones de familias.