Decorar la heladera con imanes es una costumbre común, ya sea para mostrar recuerdos de viajes o mantener notas importantes. Sin embargo, esta práctica podría tener repercusiones tanto estéticas como funcionales. Aunque no lo parezca, los imanes pueden interferir con los componentes electrónicos del electrodoméstico.

Los imanes generan campos magnéticos que pueden alterar los circuitos internos de la heladera, afectando el motor y los sensores de temperatura. Las heladeras modernas, con tecnología avanzada, son especialmente susceptibles a estas interferencias, lo que podría generar un aumento en el consumo de energía y un rendimiento ineficiente.

Además de los problemas eléctricos, los imanes pueden rayar la superficie del electrodoméstico o dejar marcas difíciles de eliminar. Si esto se acumula con el tiempo, no solo se deteriora el aspecto de la heladera, sino que también podría acortar su vida útil.

Si bien los modelos más antiguos, con sistemas mecánicos, son menos vulnerables a estos problemas, las heladeras modernas con controladores digitales y sensores electrónicos presentan un mayor riesgo de daños por los campos magnéticos generados por los imanes.