El secretario general de la ONU, António Guterres, ha lanzado un SOS global. El aumento del nivel del mar, especialmente en el Pacífico, amenaza con sumergir naciones enteras. Islas como Samoa y Tonga, verdaderos paraísos, se enfrentan a una catástrofe climática sin precedentes. El derretimiento de los glaciares y el calentamiento global aceleran este proceso, convirtiendo al océano, antes un aliado, en una amenaza inminente.
Guterres, tras visitar la región, ha alertado sobre la gravedad de la situación. El aumento del nivel del mar es el doble de la media global en algunas zonas del Pacífico. Inundaciones costeras cada vez más frecuentes y la acidificación del océano agravan la crisis. La próxima Asamblea General de la ONU dedicará una sesión especial a este tema, demostrando la urgencia global de la situación.
El informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) es contundente: el calentamiento global es el principal responsable del aumento del nivel del mar. Los gases de efecto invernadero, producto de la actividad humana, atrapan el calor en la atmósfera, provocando el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica de los océanos.
El Pacífico, a pesar de contribuir mínimamente al calentamiento global, es una de las regiones más afectadas. La pesca, el turismo y la economía de estas naciones insulares dependen en gran medida del océano. Su desaparición tendría consecuencias catastróficas para millones de personas.
La crisis climática en el Pacífico es un llamado a la acción global. Debemos reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y desarrollar estrategias para adaptarnos a los efectos del cambio climático. El futuro de las islas del Pacífico y, en última instancia, del planeta, está en juego.