La compulsión sexual es un impulso incontrolable hacia conductas sexuales, que genera malestar y afecta la vida diaria. Es importante no confundir el deseo sexual intenso con una adicción, ya que esta última causa ansiedad y culpa.
Aunque no se conocen con certeza las causas, estudios indican que la compulsión sexual podría estar relacionada con desequilibrios en neurotransmisores, como la dopamina, y factores emocionales como el estrés, la inseguridad y el temor a la humillación.
Entre los principales síntomas están los pensamientos sexuales constantes, la urgencia por realizar actos sexuales, la incapacidad de cumplir con actividades cotidianas y los sentimientos de culpa posteriores. Esto lleva a problemas sociales, laborales y emocionales.
La compulsión al sexo no tratada puede tener graves consecuencias, como la pérdida de relaciones de pareja, problemas laborales, embarazos no deseados y un alto riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. También aumenta la ansiedad y la frustración personal.
El tratamiento se basa en terapias cognitivas, que ayudan a las personas a recuperar el control de sus impulsos. Aunque no existe una cura, la terapia combinada con medicamentos puede reducir la ansiedad y los comportamientos compulsivos.