Una reunión del bloque libertario del Congreso se tornó caótica el martes por la noche tras un enfrentamiento entre los diputados Guillermo Montenegro y Rocío Bonacci, relacionado con la divulgación de una foto en la que aparecen representantes libertarios junto a represores detenidos en Ezeiza. La discusión, que tuvo lugar en ausencia de Martín Menem, quien se encontraba con el presidente Javier Milei, se convirtió en un intercambio de gritos y acusaciones que llevó a algunas diputadas a retirarse al baño para llorar.
Montenegro, ex aliado de la vicepresidenta Victoria Villarruel, acusó a Bonacci de gestionar la divulgación de la polémica imagen, a pesar de que ella misma no aparecía en la foto. La discusión se intensificó cuando Montenegro preguntó si el registro había sido hecho con su teléfono, a lo que Bonacci respondió que el material había sido capturado con el celular de María Fernanda Araujo. La presión sobre Araujo provocó que ella se levantara de la mesa y se dirigiera al baño, donde, según testigos, rompió en llanto.
En medio del tumulto, Bonacci reprochó a Montenegro su actitud, recordándole que en el pasado, cuando él fue expulsado del Senado, ella había sido la primera en ofrecerle apoyo. Mientras tanto, otros miembros del bloque, como Beltrán Benedit y Lourdes Arrieta, evitaban tomar partido, con Benedit manteniéndose en silencio durante gran parte de la reunión.
La tensión dentro del bloque libertario se palpó también en los pasillos del Congreso, donde se rumorea que la falta de una estrategia común podría llevar a una ruptura permanente. Los diputados más díscolos del oficialismo, que se sienten incómodos con la conducción de Menem y Bornoroni, no creen en la posibilidad de un acuerdo legislativo sólido para la sesión convocada para el miércoles.
En un giro inesperado, la reunión fue interrumpida por la entrada de la secretaria del diputado César Treffinger, quien llegó con tortas y una vela para celebrar su cumpleaños, que en realidad sería al día siguiente. La celebración, que algunos consideraron un mal presagio debido a la fecha, no ayudó a calmar los ánimos. Durante el festejo, el jefe del bloque intentó un discurso conciliador, lo que llevó a algunos a apodarlo "Barnironi", en referencia al personaje infantil Barney.
El bloque sigue dividido y sin una estrategia definida para la próxima sesión, mientras la tensión interna amenaza con profundizar las grietas en el oficialismo.