El legado de Hipólito Yrigoyen: un pionero democrático y defensor de la justicia social en Argentina
El 3 de julio de 1933, Argentina despidió a una figura clave en su historia política, el doctor Hipólito Yrigoyen. Nacido el 12 de julio de 1852 en Buenos Aires, su legado sigue siendo un pilar fundamental en la memoria nacional. Yrigoyen fue el primer presidente elegido democráticamente gracias a la Ley Sáenz Peña, que introdujo el voto secreto y obligatorio, una de las reformas más significativas impulsadas por su incansable activismo.
El 26 de julio de 1890, en la actual Plaza Lavalle de Buenos Aires, estalló un levantamiento cívico-militar liderado por Leandro N. Alem, cuyo objetivo era derrocar al gobierno conservador sostenido por el fraude electoral. Esta rebelión, aunque no logró su propósito inmediato, forzó la renuncia del presidente Miguel Juárez Celman y marcó la presentación de la Unión Cívica, precursora de la Unión Cívica Radical. En esta ocasión, Hipólito Yrigoyen, sobrino de Alem, se posicionó como un líder natural del partido tras el suicidio de su tío en 1896.
Las revoluciones radicales de 1893 y 1905 siguieron desgastando al régimen hasta que, en 1912, se sancionó la Ley Sáenz Peña, que transformó el sistema electoral argentino. Este cambio permitió la transición de la población de simples habitantes a ciudadanos con derechos plenos.
El 2 de abril de 1916, Yrigoyen, junto a Pelagio Luna, ganó las elecciones presidenciales con 339.332 votos frente a los 152.406 de la fórmula conservadora. Su mandato se caracterizó por una tensa relación con el Congreso y una dura represión de las huelgas obreras en los talleres Vasena y en la Patagonia, eventos representados en la película "La Patagonia Rebelde". Durante la Primera Guerra Mundial, mantuvo la neutralidad del país y defendió fervientemente la soberanía nacional.
En su segundo mandato, iniciado el 1 de abril de 1928, Yrigoyen triunfó con el 61,46% de los votos, consolidando su posición como líder dominante. Sin embargo, su gestión fue complicada por la crisis económica mundial de 1929 y su círculo íntimo, que le ocultaba la realidad para no preocuparlo.
El 6 de septiembre de 1930, un golpe de estado liderado por el Teniente General José Félix Uriburu derrocó a Yrigoyen, quien fue arrestado y confinado en la isla Martín García. Hipólito Yrigoyen falleció el 3 de julio de 1933 en una modesta residencia en la Capital Federal, rodeado de familiares y amigos cercanos.
Su vida y legado siguen siendo un punto de referencia crucial en la historia política argentina, recordándonos la importancia de la lucha por la democracia y la justicia social.