Diversos territorios de Europa y del resto del mundo suelen brindar interesantes oportunidades laborales a aquellos que llegan del extranjero e Italia no es la excepción. La Argentina y el país europeo y cuentan con lazos irrenunciables: cerca de 30 millones de argentinos, el equivalente al 70% de la población, tienen pariente italiano en su árbol genealógico.
Teniendo en cuenta las oleadas crecientes de inmigración, la chance de conseguir la ciudadanía es cada vez más concreta. Pero tanta relación de tantos años significa que los argentinos puedan tener luz verde para disponer de los mismos beneficios que un nativo. Por eso, hay que estar a resguardo informativo para saber cuáles son los riesgos que se corren al no contar con la documentación indicada.
En principio, según los datos brindados por el sitio “Just Landed”, una de las plataformas principales que permite visibilizar las ofertas de trabajo, Italia cuenta con opciones laborales en áreas tales como la contabilidad, la agricultura, la banca y finanzas, el comercio, la consultoría, los viajes, el turismo, la informática y seguros y servicios. Por supuesto, los migrantes que quieran emprender alguna de las alternativas deberán cumplir con algunos requisitos.
Los ciudadanos argentinos que quieran ingresar a Italia deben contar con un pasaporte válido por al menos tres meses desde la fecha pautada de salida: así, una vez arribados al país, pueden presentar su documento de viaje y no tener inconvenientes con las autoridades. Afortunadamente, no precisan tener una visa Schengen -que es para corta estadía y abarca a 26 países fronterizos- para viajar.
En base a lo indicado por la propia multinacional de servicios financieros, al estar exentos de presentar la diligencia, la estancia máxima para los habitantes argentinos en Italia es de 90 días, aunque dentro de períodos de seis meses. Al mismo tiempo, en la Aduana se requerirán los siguientes certificados:
Por otra parte, para aquellas personas que busquen trabajo, allí sí se necesitará una visa del estilo o, en su defecto, un permiso de residencia -también denominado “permesso de saggiorno”-, solicitada por todas las empresas empleadoras. Además, se puede pedir el permiso como autónomo, que precisa llevar a cabo un trámite en la Oficina Única de Inmigración.