Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias han dado un paso significativo en la comprensión del dolor crónico. Han identificado una proteína, la Kif2a, que actúa como un "jardinero" neuronal, podando las ramificaciones de las neuronas sensoriales y regulando así nuestra sensibilidad al dolor. Este descubrimiento, publicado en Cell Reports, podría revolucionar el tratamiento de diversas afecciones dolorosas.

Nuestras neuronas sensoriales, responsables de detectar estímulos como el dolor, el calor y el frío, envían largas extensiones llamadas axones que se ramifican en intrincadas estructuras. La proteína Kif2a es esencial para controlar el crecimiento de estas ramificaciones. Al eliminar esta proteína en ratones, los científicos observaron un aumento en la densidad de estas ramificaciones, lo que se tradujo en una mayor sensibilidad al dolor.

La importancia de la edad

Los efectos de la ausencia de la proteína Kif2a se manifiestan de manera gradual. Mientras que ratones jóvenes no mostraron hipersensibilidad, los ratones adultos sí presentaron una mayor sensibilidad al dolor y al calor. Sin embargo, de manera sorprendente, esta hipersensibilidad disminuyó con el tiempo debido a un mecanismo compensatorio que el organismo activa para controlar el exceso de ramificaciones neuronales.

Este descubrimiento abre nuevas puertas para el desarrollo de tratamientos más efectivos para el dolor crónico. Al comprender los mecanismos moleculares que subyacen a la sensibilidad al dolor, los científicos podrán diseñar fármacos que modulen la actividad de la proteína Kif2a o de las vías moleculares relacionadas.

Un futuro prometedor

Los resultados de esta investigación son prometedores y ofrecen una nueva perspectiva para abordar el problema del dolor crónico. Al identificar la proteína Kif2a como un objetivo terapéutico, los científicos están un paso más cerca de desarrollar tratamientos más seguros y eficaces para millones de personas que sufren de dolor crónico.