Diciembre: resignificar la soledad como un acto de amor propio
Diciembre, con su brillo navideño y su atmósfera de celebración, puede ser un mes complejo para quienes lo atraviesan en soledad. Las fiestas, cargadas de simbolismo y tradiciones, a menudo amplifican la ausencia de seres queridos o la falta de un círculo cercano con quien compartir. Sin embargo, esta etapa también puede ser una invitación a reconectar con uno mismo.
La sociedad nos enseña que la felicidad en estas fechas depende de la compañía. Pero, ¿y si resignificamos diciembre como un espacio para la introspección? La soledad, en lugar de ser una carga, puede convertirse en un regalo: una oportunidad para escucharte, comprender tus emociones y valorar lo que tenés.
Diciembre no tiene que ser sinónimo de reuniones multitudinarias. Puede ser un mes para crear tus propias tradiciones y descubrir la fortaleza que reside en tu interior. La soledad no significa vacío, sino la posibilidad de encontrar plenitud en tu compañía.
Resignificá el fin de año como un momento de transformación personal. Permitite abrazar la soledad y convertirla en un acto de amor propio para empezar el nuevo año con propósito y claridad.