Los que alquilan son siempre los más humildes, los que trabajan y la pelean día a día, los de la denominada clase media baja. Sobre ellos caen casi todos los males del sistema. Pagan impuestos y servicios exhorbitantes, están dejando de acceder al turismo, a modalidades de diversión pagas como cines o restaurantes. Y ahora el alquiler explota en bolsillos dinamitados.
Por su parte, el ámbito inmobiliario vive con gran preocupación las subas registradas desde que entró en vigencia la ley de alquileres actual. Ninguna de las partes está conforme: los inquilinos deben afrontar incrementos difíciles de sostener, las inmobiliarias tienen que redoblar sus esfuerzos para lograr nuevas firmas y los propietarios entienden que los alquileres no generan la renta que pretenden.
A esta situación se le suma que desde el 1° de agosto de este 2022 los valores de actualización de los alquileres sufrirán una suba del 60,27% según el Índice de Contratos de Locación (ICL). Esto quiere decir que un alquiler de $30.000 pasaría a tener un valor por encima de los 48 mil pesos a partir del próximo mes.
“Mientras no se resuelva esa situación y la demanda de alquileres no cesa por la escasez de la oferta de inmuebles, la situación no mejorará ni se estabilizará porque los dueños que no quieren contratos por tres años, retiran sus propiedades del mercado una vez que se vencen los contratos y eso genera precios más altos para los que quedan disponibles”, analizó un martillero platense en contacto con El Día.
Los números no dejan de sorprender ya que un año atrás el índice se ubicaba apenas por encima del 40% y a mediados de este 2022 ya supera el 60%. Las estimaciones de cara a fin de año tampoco resultan alentadoras, ya que si la inflación mensual promedio es del 5% el índice cerraría el año en un 82,5%.
