El Papa Francisco ha ordenado la expulsión de diez miembros del Sodalicio de Vida Cristiana tras denuncias de graves abusos. Entre los expulsados se encuentran figuras de alto perfil como el exsuperior general Eduardo Regal Villa y el exarzobispo José Antonio Eguren.
Las denuncias presentadas detallan abusos físicos, de conciencia y espirituales, además de encubrimiento de delitos. La medida disciplinaria fue aprobada tras una misión especial encabezada por Charles Scicluna y Jordi Bertomeu del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
José Enrique Escardó Steck, primer denunciante, calificó la expulsión como un "encubrimiento" por parte de la Iglesia. A través de X, expresó que la medida es insuficiente y representa más una estrategia de marketing que una verdadera búsqueda de justicia.
La Iglesia, a través de un comunicado, pidió perdón a las víctimas y manifestó su tristeza por los hechos ocurridos. Además, instó al Sodalicio a emprender un camino de justicia y reparación en respuesta a estos abusos denunciados.
A pesar de las expulsiones, Escardó Steck sostiene que la Iglesia sigue protegiendo al Sodalicio y considera que esta acción no representa justicia real para las víctimas. Según su declaración, la expulsión de algunos miembros no resuelve la problemática de fondo.
Los abusos cometidos por los miembros expulsados incluyen sadismo, manipulación espiritual y acoso laboral. La gravedad de estos casos ha generado un escándalo dentro de la Iglesia, afectando la imagen de la organización a nivel global.
