A partir del 31 de diciembre, el Senado enfrenta una nueva controversia con el vencimiento de la resolución que mantiene congeladas las dietas de los legisladores.

A partir del 1 de enero, los sueldos de los senadores podrían superar los $9,5 millones, lo que reactivaría una polémica que viene creciendo desde la implementación de la ley de enganche en abril.

La vicepresidenta, Victoria Villarruel, ya expresó su preocupación por el tema, señalando que había solicitado tratar el congelamiento en el Senado, aunque no logró que se incluyera en la agenda.

La presión social sobre el aumento de sueldos legislativos es palpable, y aunque la medida de congelamiento requiere del respaldo del cuerpo legislativo, actualmente no se ha programado ninguna sesión antes de fin de año.

Con la posibilidad de que el sueldo de los senadores se incremente por encima de los $9 millones, algunos legisladores ya piden una actualización salarial.

Sin embargo, la polémica persiste, sobre todo por los incrementos previos que llevaron las dietas de $1,9 millones a más de $7 millones brutos en abril, un aumento que se justificó con la implementación de un sistema de módulos.

En este contexto, el debate sobre el aumento de las dietas parece estar lejos de resolverse. Mientras tanto, el clima de descontento social podría generar aún más rechazo si no se extiende el congelamiento, aumentando la brecha entre los legisladores y la ciudadanía que observa con escepticismo estas nuevas retribuciones.